- Elegidos por "Psicología y Mente" como el mejor centro de psicología de Madrid y el segundo mejor de España -
El Prado Psicólogos es un centro de psicología que ofrece a sus pacientes un método psicoterapéutico breve, profundo y eficaz. Hemos conseguido integrar en nuestra terapia psicológica las técnicas más útiles que existen en la actualidad para la resolución de los problemas de índole psicológica, emocional y psicosomática.
Estamos ubicados en el centro de Madrid, donde ofrecemos servicios psicológicos a personas que quieren sentirse mejor, buscan resolver un problema, reenfocar una situación o simplemente ponerse en movimiento.
También realizamos acciones formativas que ofrecen a sus participantes la oportunidad de avanzar en su crecimiento personal y contribuyen a mejorar su bienestar emocional.
Podemos necesitar ayuda psicológica por diferentes motivos. No sólo es recomendable acudir a un psicólogo cuando no nos sentimos bien o no sabemos qué es lo que nos ocurre. Hay ocasiones en que si sabemos cuál es nuestro problema pero no sabemos cómo solucionarlo. Hay personas que acuden a consulta porque se sienten mal individualmente, pero también este sentimiento puede ser compartido por la pareja o la familia. Otras personas requieren de nuestra ayuda psicológica por problemas relacionados con sus hijos, por trastornos del lenguaje o por problemas laborales. También se puede requerir ayuda psicológica cuando buscamos orientación, queremos desarrollarnos personalmente o queremos potenciar nuestros recursos.
Un psiquiatra estudia y trata los procesos biológicos relacionados con la salud mental mientras que un psicólogo estudia y trata los procesos psicológicos (pensamientos, emociones y conductas) relacionados con la salud mental.
La psicoterapia es un proceso de comunicación entre un psicólogo psicoterapeuta (es decir, un profesional de la salud licenciado en psicología, colegiado y con formación específica en el área de la psicoterapia y por tanto formado específicamente para evaluar y generar cambios), y su paciente (es decir, una persona que requiere ayuda psicológica y se somete voluntariamente a un tratamiento psicológico), que se da con el propósito de una mejora en la calidad de vida en este último, a través de un cambio en su conducta, actitudes, pensamientos o emociones.
Su psicólogo le proporcionará ayuda psicológica, le ayudará a entender porqué se siente mal y a comprender el origen de sus problemas actuales, utilizará las técnicas más adecuadas para producir cambios emocionales, cognitivos y conductuales y le acompañará en el proceso de mejora en su calidad de vida superando sus limitaciones y sacando a la luz sus recursos internos para poder obtener el máximo provecho de ello.
Se trata de una relación profesional donde el psicólogo acompaña y orienta al paciente (pero sin dirigirlo ni juzgarlo) durante todo el proceso terapéutico.
La relación terapeuta-paciente está fundamentada en el respeto mutuo, en la colaboración, en la credibilidad y en la confianza.
El espacio de la consulta psicológica es un espacio para el reencuentro con nosotros mismos, para re-conocernos, es decir, conocernos de verdad, en profundidad, aceptarnos tal y como somos, con nuestras virtudes y nuestros defectos, fomentar nuestra autoestima (la estima por nosotros mismos) y resolver las dificultades que nos impiden sentirnos plenamente bien.
Aunque gracias a nuestro modelo de intervención basado en el uso de herramientas altamente eficaces podemos decir que nuestras terapias son breves y pueden reducirse aproximadamente a la mitad de lo que puede suponer normalmente un tratamiento psicológico, es imposible determinar con anterioridad su duración exacta, ya que ésta depende de varios factores como son el tipo de problema, su gravedad, el tiempo que lleve instalado, la reacción de la persona al tratamiento y de la colaboración y el compromiso del paciente con la terapia. Este compromiso es fundamental e implica, una vez que el paciente solicita ayuda psicológica, una asistencia regular a la consulta y la asunción de la propia responsabilidad en el proceso de cambio.
Es importante ser conscientes de que un problema que lleva conviviendo con nosotros mucho tiempo difícilmente puede resolverse en unas pocas sesiones. Nuestra experiencia nos indica que gran parte de los problemas se suelen resolver en un periodo aproximado que suele oscilar entre los tres y los seis meses. No obstante, algunos se resuelven en unas pocas sesiones y otros implican realizar una terapia de larga duración.
Somos conscientes de que realizar un proceso psicoterapéutico requiere asumir un gran esfuerzo personal y económico, pero creemos que no hay mejor inversión que la incide en nuestro bienestar y nos ayuda a alcanzar la mejor versión de nosotros mismos.
Para optimizar la eficacia de la terapia en un principio las sesiones de terapia psicológica tienen una frecuencia semanal, cuando el paciente alcanza una mejoría estable la frecuencia pasa a ser quincenal, y en las últimas fases de la terapia realizamos un seguimiento mensual para comprobar que el paciente está estabilizado hasta el alta definitiva.
El precio se ajusta a los honorarios que establece el colegio profesional al que pertenece la consulta. En la primera visita informativa se informa al paciente sobre todos los aspectos que tienen que ver con el tratamiento a seguir, su duración, frecuencia de las sesiones y coste estimado.
Puede consultar nuestro apartado tarifas, donde encontrará información adicional sobre el precio, la duración de las consultas, la frecuencia y la duración del tratamiento.
Para ejercer profesionalmente como psicólogo es necesario estar colegiado. La confidencialidad es un requisito que impone la colegiación y uno de los deberes fundamentales del psicólogo.
Nuestro método se caracteriza por:
Cada persona y cada problema son diferentes y, por lo tanto, cada persona reacciona de forma distinta al proceso terapéutico. Hay personas que experimentan cambios desde el mismo momento en que solicitan nuestra ayuda psicológica y otras que necesitan un número más elevado de sesiones para notarlos.
La reacción al proceso terapéutico depende del tipo de problema, de lo arraigado que esté, de las características de personalidad, de la capacidad de aprendizaje y de un factor fundamental, la actitud de la persona ante el tratamiento.