Divorcio con hijos: cómo superar un divorcio con niños y protegerlos

Categoría: Psicología infantil

El estrés puede llegar a ser muy alto en los niños cuando, además, el proceso de divorcio es conflictivo, precedido de alta agresividad intrafamiliar o en el que se involucra a los niños con el fin de dañar al otro progenitor o hacerle elegir entre ambos.

Conocer el efecto que puede tener el divorcio en los hijos, nos ayuda a encarar estas situaciones de la manera más saludable para ellos, minimizando el estrés que les puede generar. Que los padres se sientan acompañados y tengan herramientas para afrontar el proceso, ya que no es extraño encontrar un fuerte sentimiento de culpa o ansiedad en los padres que temen exponer a sus hijos a un gran sufrimiento, llevándolos incluso a tomar la decisión de no divorciarse y exponiendo, en muchas ocasiones, a los niños a una situación de estrés aún mayor.

Las consecuencias del divorcio en los hijos por edades

En función de la edad de los hijos y, por tanto, del nivel de desarrollo en el momento del divorcio, éste puede acarrear un impacto diferente. Veamos qué consecuencias puede tener el divorcio en los hijos según su edad.

Desde que son bebés, los niños pueden manifestar ya algunas señales de malestar frente a este tipo de situaciones. A estas edades, es frecuente que aparezcan somatizaciones como dificultades para dormir, llanto, menor apetito, dolor de estómago, irritabilidad...

En edad preescolar, hasta aproximadamente los 8 años, es muy frecuente la autoinculpación. En estas edades aún no se ha desarrollado correctamente la capacidad para establecer relaciones de causalidad y el mundo se percibe desde una perspectiva “egocéntrica”, por lo que es muy probable que los niños crean ser culpables del divorcio o responsables de su reparación. Las manifestaciones más frecuentes suelen relacionarse con ansiedad de separación, hiperactividad, conductas regresivas (por ejemplo, hacerse pis por la noche cuando esta etapa ya se había superado) y conductas desafiantes.

En los preadolescentes, hasta aproximadamente los 12-14 años, puede darse una alta agresividad y rabia (como respuesta y forma de canalizar la impotencia frente a la situación), a veces colocándose de parte de uno de los progenitores. En esta etapa, los problemas académicos son algo bastante frecuente.

En los adolescentes podemos observar bajo estado de ánimo y aislamiento social. En esta etapa hay un mayor riesgo de conductas autolesivas como forma de gestionar el malestar, tales como el consumo de drogas.

Aunque, a priori, el grupo más afectado a corto plazo por una situación de divorcio es el de los más pequeños, estudios sobre el tema han encontrado que son los preadolescentes y adolescentes los más perjudicados a largo plazo.

Por supuesto, todos estos efectos se pueden ver amortiguados si se gestiona la situación priorizando las necesidades de los hijos. Incluso, la forma en la que abordemos estas situaciones puede tener un efecto beneficioso en ellos, adquiriendo herramientas para la gestión de situaciones complicadas en su futuro.

Siete consejos prácticos para proteger al niño ante el divorcio

  1. Explícale de manera clara qué está sucediendo. Los niños, sobre todo cuando son pequeños, pueden tener algunas dificultades para comprender qué significa divorciarse. Por eso es importante que le expliques de manera sencilla y concreta qué pasará. Lo ideal es que ambos padres estén presentes y que se focalicen en hacerle comprender los cambios prácticos que conllevará el divorcio.
  2. Dile que sus padres le quieren incondicionalmente. El niño comprende el divorcio a través de la imagen del mundo que se ha formado por lo que a veces es normal que tema que sus padres dejen de amarle. Por eso es importantísimo que le quede claro que el progenitor que se va de casa no le está abandonando y continuará queriéndole.
  3. No dejes que se culpabilice. Aunque nunca le hayas dicho al niño que la culpa del divorcio es suya, a veces los pequeños creen que sus padres se separaron por algo que él hizo. Recuérdale que él/ella no es responsable del divorcio.
  4. Responde a todas sus preguntas con seguridad. Quizás cuando le des la noticia del divorcio el niño necesitará algún tiempo para procesarla pero apenas lo haga comenzará a hacerte preguntas. La clave está en responderlas con seguridad y centrarse siempre en los detalles prácticos. En esos momentos de incertidumbre es fundamental que le transmitas confianza al pequeño, este debe saber que todo está bajo control.

  5. No dejes que sus fantasías de reconciliación se desboquen. Casi todos los niños fantasean con la posibilidad de que sus padres se reconcilien y vuelvan a vivir juntos. En ese caso, no debes alterarte ni gritarle, simplemente le debes explicar que eso no va a suceder porque vosotros ya habéis tomado una decisión.
  6. No le obligues a tomar partido.Algunos padres hablan mal de su ex pareja, a veces lo hacen delante del niño sin darse cuenta pero en otras ocasiones incluso le obligan a ponerse de uno u otro bando, como si se tratase de una guerra. Esta petición es muy injusta  y perjudica al niño, que necesita poder confiar en ambos padres.
  7. Mantén las rutinas. El divorcio de por sí ya implica muchos cambios para el niño por lo que es importante que sigas un horario regular y mantengas todas las rutinas posibles. Eso le ayudará a sentirse tranquilo y confiado porque sentirá que aún tiene cierto grado de control sobre su entorno.
  8.  Utiliza algún material de apoyo, como alguna película o algún cuento donde tu hijo pueda sentirse identificado con la situación. Existen algunos materiales diseñados especialmente para manejar con los más pequeños el divorcio de los padres. Así, el cuento “El divorcio de mamá y papá oso”  de Cornelia Maude Spelman, es un material fácilmente accesible y que abre la puerta al poder explicar a los niños de edades tempranas qué supone el divorcio y cuáles pueden ser las consecuencias para ellos de esta nueva situación.

¿Cuándo acudir al psicólogo?

Es normal que ante un divorcio el niño cambie algunas pautas de su comportamiento. Puede suceder que experimente regresiones; es decir, que pierda algunas habilidades que ya había alcanzado por lo que puede volver a mojar la cama  o coger al chupete. En ocasiones también podrás notar que se siente triste o enfadado.

Son reacciones perfectamente normales, pero si notas que se extienden durante varias semanas o que se muestra agresivo o disminuye su rendimiento escolar, sería recomendable consultar a un psicólogo. Buscar ayuda de la mano de un profesional siempre es útil, sobre todo para enfrentar un proceso tan difícil como el divorcio. No tienes por qué emprender ese camino tú solo/a.

Además de proporcionar ayuda profesional a los hijos cuando el malestar les desborda, hay otras opciones recomendables. Una opción que eligen muchos padres es la de acudir a un profesional para adquirir las herramientas o pautas necesarias para manejar ellos mismos la situación, o saber cómo enfrentar con sus hijos este proceso. La posibilidad de la terapia familiar o la de la mediación familiar es también una opción muy beneficiosa para muchas familias que quieren afrontar esta situación de manera conjunta. Y, por supuesto, la terapia individual para los padres que se están viendo desbordados, imprescindible para que, a su vez, puedan ser un sostén para los hijos.

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Sobre la Autora

Rosario Linares

Rosario Linares es psicóloga y psicoterapeuta. Fue una de las pioneras en España en integrar en la psicoterapia el trabajo terapéutico, tanto con la parte más racional de nuestro cerebro como con la parte más emocional. Para ello utiliza una metodología innovadora, con herramientas como la hipnosis, EMDR (Eyes Movement Desensitization and Reprocessing), PNL (Programación Neurolin- güística), EFT (Emotional Freedom Techniques), el mindfulness y el coaching.

Actualmente dirige el gabinete de psicología "El Prado Psicólogos", centro psicológico de referen- cia en Madrid en psicoterapia breve y terapias de tercera generación, dónde se trabaja desde una metodología integrativa.

Ha publicado los libros "Resiliencia o la adversidad como oportunidad" y "Duelo y resiliencia. Guía para la reconstrucción emocional", este último junto a su compañera Ana María Egido.