El sentimiento de soledad

Categoría: Soledad


¿Qué es la soledad?

Cuando se piensa en la soledad, inmediatamente se asocia con la falta de contacto humano, pero lo cierto es que se puede sentir soledad incluso estando rodeado de muchas personas. Esto se debe a que la soledad es un estado mental, al igual que la depresiónla ansiedad o el miedo.

La soledad no deseada es, por lo tanto, una experiencia subjetiva dolorosa cuyo origen está en el déficit de relaciones sociales satisfactorias. Teniendo en cuenta esta breve definición, se han llegado a diferenciar tres tipos de soledad:

  1. Soledad social (o aislamiento social):

    Es la carencia de relaciones sociales, por lo que aparecen sentimientos de aislamiento y marginalidad, sintiéndose poco aceptada. En estos casos, la persona anhela tener un grupo de amistades y compartir experiencias con ellas.
  2.  Soledad emocional:

    La ausencia de relaciones significativas que proporcionan una base segura provoca sentimientos de vacío y el anhelo de encontrar a otra persona con quien compartir la vida. Esto puede referirse tanto a la calidad como al tipo de relaciones (p. ej., no tener una pareja estable o un círculo de amigos cuya amistad y conexión sean más profundas).
  3. Soledad existencial:

    Corresponde a un pensamiento filosófico y trascendental que plantea, desde una perspectiva existencialista, que la vida es soledad, es decir, que se viene solo al mundo y uno se marcha solo.

Viendo las distintas definiciones, puede deducirse -de forma acertada- que la soledad es un sentimiento que probablemente se llegue a sentir a lo largo de la vida. De hecho, otra posible clasificación del sentimiento de soledad se debe a su tiempo de duración: puntual, transitoria o crónica.

No obstante, el sentimiento de soledad trasciende de la mera insatisfacción o frustración puntuales. Independientemente del tipo de soledad, ésta siempre se asocia a sentimientos de incomprensión, tristeza e inseguridad, ya que las personas de alrededor ni comprenden ni comparten los propios valores y preferencias.

Síntomas o manifestaciones del sentimiento de soledad.

A continuación, se describen los síntomas de la soledad, los cuales suelen agravarse a consecuencia de la misma:

  • Sensación de desconexión con los demás y aislamiento.
  • Pensamientos negativos acerca de las interacciones sociales y sí mismo.
  • Apatía y desmotivación, agotamiento debido a la falta de sentido vital.
  • Pérdida del interés en las actividades sociales.
  • Sentimientos de tristeza y abatimiento, los cuales pueden derivar en una depresión.
  • Sensación de marginación y falta de adecuación, sentirse insuficiente o inadecuado.
  • Sentimientos de vacío interior e inquietud interna (debido a la frustración y la falta de placer).
  • Baja autoestima.

¿Por qué se describe la soledad como la "epidemia" del S. XXI?

La Psicología empezó a definir el concepto de soledad a mediados del S. XX, siendo actualmente descrita por numerosos profesionales como la "epidemia" del S. XXI. Esto se debe a que el estilo de vida actual en los países occidentales contribuye, en cierto modo, a la soledad.

Cuando se habla del estilo de vida no sólo se hace referencia a la posible movilidad geográfica o al modelo de las grandes ciudades, donde la mayoría de las veces no se conoce a las personas de alrededor ni se establece ningún contacto con ellas. Tampoco se refiere exclusivamente a los cambios culturales (una sociedad en la que se alienta al individualismo y la competitividad), las nuevas demandas laborales o la modificación del modelo de estructura familiar (familias más reducidas y nucleares). 

Con la llegada de las redes sociales ha habido un cambio en la forma de interactuar. De hecho, si bien es cierto que el uso de las redes sociales puede facilitar el contacto entre personas que no podrían conocerse de otra manera, se ha observado una creciente tendencia a sustituir vínculos sólidos por conexiones temporales y fugaces, caracterizadas por la falta de compromiso y la superficialidad (el denominado amor líquido), lo que aumenta los sentimientos de vacío y soledad. 

En este sentido, se podría decir que las redes sociales que han permitido sustituir los contactos sociales reales —que suponen un compromiso y obligan a tener responsabilidad afectiva— por conversaciones con "desconocidos" que:

"suponen una subida instantánea de endorfinas (actuando como analgésico y activando los centros del placer) y dopamina (al recibir un like, p. ej.), rompiendo la monotonía y facilitando la ruptura de vínculos ante cualquier obstáculo o frustración".

Sin embargo, estos contactos suponen normalmente un aumento de la insatisfacción, ya que suponen una importante incongruencia entre las necesidades naturales y lo que la relación puede llegar a proporcionar. Por ejemplo, suelen ser personas a las que no se llega a conocer (dada la distancia y las diversas circunstancias vitales) o con las que se tiene que mantener una relación a distancia (notando la ausencia de la intimidad que supone el contacto físico).

Esta necesidad de relaciones unida a los cambios en la forma de interactuar (de una forma más digital e implicando un menor compromiso), también ha supuesto una gran oportunidad para los estafadores emocionales: se ha encontrado que algunas aplicaciones de contactos utilizan identidades falsas e, incluso, la inteligencia artificial, de forma que es una máquina la que proporciona una supuesta compañía y "comprende" a la persona que establece el contacto.

¿Qué circunstancias facilitan la soledad?: Los factores asociados a la soledad.

A continuación, se describen los factores asociados a la soledad:

  • Aprendizajes vitales:

    La forma de interactuar y vincularse guarda una estrecha relación con el apego, que es un conocimiento relacional implícito que influye en la dinámica interpersonal. En ocasiones, el aprendizaje vital puede hacer que se desarrolle un estilo de apego inseguro que dificulta las interacciones sociales profundas.
  • Sufrir eventos vitales como la pérdida de un ser querido o una separación:

    Además de los procesos de duelo, padecer acoso escolar o laboral también se ha relacionado con sentimientos de soledad y viceversa (según un estudio de SoledadES, el 58,1% de los jóvenes en soledad han sufrido acoso escolar o laboral alguna vez).
  • Vivir solo.
  • Problemas de salud mental: 

    Según un estudio de SoledadES, la mitad de las personas que tienen algún problema de salud mental sufren soledad. La falta de habilidades sociales, la ansiedad social y la baja autoestima son problemas habitualmente relacionados.
  • Ser joven:

    Según los estudios recogidos en el Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada, la soledad afecta a uno de cada cuatro personas de entre 16 y 29 años en España, siendo más frecuente en mujeres de dicha edad.
  • Ser una persona anciana (de más de 75 años):

    La mayor prevalencia de fallecimientos de personas cercanas, la presencia de afecciones físicas y una pobre atención familiar se relaciona con la limitada socialización. Por estos motivos, la soledad es más frecuente en este grupo de edad.
  • Vivir en municipios de tamaño medio más que en zonas rurales o grandes urbes.
  • Pertenecer al colectivo LGBTI.
  • La pobreza incrementa el riesgo de soledad:

    Esto se debe a la dificultad de acceso a actividades de ocio y, por ende, a la socialización.
  • Ser de origen extranjero.
  • Tener alguna discapacidad:

    Según un estudio de SoledadES, más de la mitad de los jóvenes con discapacidad sienten una soledad no deseada.

"La soledad es mucho más frecuente entre mayores de 75 años y personas con discapacidad, de origen extranjero o LGTBI".

Cabe recordar que estos datos no responden a un sentimiento de soledad puntual o pasajero, sino que se trata de una soledad de larga duración o crónica. De hecho, según datos del Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada, dos de cada tres personas sufren esta situación desde hace más de dos años y el 59% desde hace más de tres años.

¿Cuáles son los riesgos de la soledad no deseada?: Las consecuencias de la soledad en la salud física y mental.

Consecuencias a nivel psicológico.

Cuando el sentimiento de soledad emocional se instala, suele traer consigo cierta dosis de tristeza, angustia, ansiedad e incluso miedo. Además, el hecho de no tener un apoyo emocional merma la autoestima y desmotiva.

"Según un estudio publicado en la revista científica PLOS One, las personas que viven solas tienen más probabilidad de padecer problemas psicológicos".

Por consiguiente, es común que las personas que se sienten solas se sumerjan en un círculo vicioso que les hace perder el interés por el día a día y emprender nuevas actividades que quizás le ayudarían a conocer a otras personas con las cuales podría compartir gustos y valores. En los casos más severos, se llega a la depresión

En este sentido, el sentimiento de soledad resulta tan doloroso, que la Dra. Eisenberger ha observado que la soledad produce la activación de algunas de las regiones cerebrales que también se activan ante el dolor físico (p. ej., en la corteza cingulada anterior dorsal).

Consecuencias en la salud física.

Además de las consecuencias en el plano psicológico, el sentimiento de soledad también se ha vinculado con un debilitamiento del sistema inmunológico y el aumento de cortisol (asociado a situaciones de estrés). Diversas investigaciones han confirmado que la soledad está estrechamente ligada a respuestas inmunes disfuncionales. Por ejemplo, un estudio realizado recientemente en la Universidad de Ohio demostró que las personas solas producen una mayor cantidad de proteínas vinculadas a la inflamación, las cuales desempeñan un rol esencial en la aparición de enfermedades como la diabetes, la artritis y el Alzheimer.

Por otra parte, numerosas investigaciones realizadas en diferentes países y que han incluido a cientos de personas han observado que no contar con apoyo social aumenta de manera significativa la mortalidad ante diferentes enfermedades. De la misma manera, se conoce que quienes cuentan con personas que les apoyen, se recuperan más rápidamente de las intervenciones quirúrgicas y de determinadas patologías.

"Se ha observado que la soledad influye en el proceso de recuperación física, los procesos de inflamación y el debilitamiento del sistema inmunológico, aumentando también el cortisol".

Cuando la soledad se convierte en miedo: la autofobia, la anuptofobia, la dependencia emocional y el miedo al rechazo social.

La autofobia: El miedo a quedarse solo.

El término autofobia (monofobia o isolofobia) proviene del griego y se traduce como "miedo a uno mismo". Se trata de un miedo irracional, una fobia específica, a estar físicamente solo.

En estos casos, la persona entiende la soledad como algo negativo (p. ej., al ser un reflejo de la falta de intimidad o de afecto por parte de los otros), sin percibir la parte positiva de la soledad física (p. ej., como una oportunidad para reflexionar, recargarse de energía, relajarse, etc.).

El coste personal es muy variable y puede ir desde sobrecargar la agenda con múltiples planes de ocio (u horas de trabajo adicional) hasta volverse dependiente de las otras personas (p. ej., aceptando planes que no me gustan o implicarse en relaciones poco saludables).

"El miedo a quedarse solo puede llevar a estilos de vida estresantes y relaciones poco saludables".

La anuptafobia: El miedo a quedarse soltero/a.

Los estereotipos negativos asociados a la soltería -que dan pie a una valoración social y personal- llevan a la persona a dejarse guiar por el miedo a la censura y juicio sociales. También influye el juicio que se hace uno a sí mismo, normalmente hecho desde la exigencia (p. ej., creer que si no te tiene pareja eso significa que algo falla en él).

"Este miedo a quedarse soltero lleva a una planificación sistemática y obsesiva para encontrar pareja, sintiendo un gran temor a la ruptura o victimizándose por no tener pareja".

En estos casos, la persona con anuptofobia actúa principalmente por sus inseguridades e influencias culturales —a nivel social y educativo—, en las que se asocia la soltería al fracaso personal e, incluso, a presuponer alguna alteración emocional o una personalidad complicada.

El sentimiento de soledad y la dependencia emocional.

El miedo a la soledad guarda una estrecha relación con los estilos de apego. De hecho, es la perspectiva de sentirse solo, desamparado o abandonado la que hace que se trate de evitar esas emociones a toda costa.

"Para evitar el malestar o la angustia de sentirse solo, estas personas tienden a crear vínculos de una forma impulsiva, con poca exigencia y criterios frágiles que presagian el fracaso de la relación".

En estos casos, el miedo a la soledad es quien toma el control sobre las decisiones, dejándose influir por el miedo a estar solas, a no encontrar una pareja adecuada, etc..

El miedo al rechazo social.

En ocasiones, el miedo al rechazo social, es decir, a la evaluación negativa de los demás (tanto a nivel explícito como a la sensación subjetiva), lleva a interactuar de una forma poco saludable, al actuar buscando la aprobación de los demás, mostrándose complaciente y haciendo actividades que a uno no le apetecen, no defendiendo los derechos propios.

Una de las consecuencias del miedo al rechazo es la ansiedad social, de forma que la expectativa negativa de contacto desencadena un proceso de ansiedad y, no en pocas ocasiones, de evitación al contacto.

"El miedo al rechazo suele provocar o aumentar, paradójicamente, el sentimiento de soledad".

¿Cómo superar el sentimiento de soledad?

En primer lugar, es importante cambiar el significado que se le da a la soledad:

La soledad también se puede disfrutar, puesto que permite tener más tiempo para sí mismo, ofreciendo una oportunidad para redescubrirse y un espacio para cambiar los objetivos en la vida.

En segundo lugar, es vital asumir una actitud proactiva, esto es, invertir una parte del tiempo en establecer o asentar relaciones sociales:

A menudo, la gente solitaria es muy
tímida y no sabe cómo acercarse a los demás y hacer nuevos amigos. Una excelente estrategia es apuntarse a cursos que le interesen o involucrarse en actividades que le apasionen, pues esto permitirá encontrar a personas que comparten sus mismos gustos.

En este sentido, es importante motivarse a hacer cambios los necesarios a fin de superar los propios miedos que dificultan o impiden tener o mantener esas relaciones sociales. Ejemplo de ello son entrenar las propias habilidades sociales, aprender a superar el miedo al rechazo, etc..

Si seguir estos consejos resulta muy complicado o no da los frutos esperados, es el momento de plantearse adquirir dichos recursos con ayuda de un psicólogo, que proporcionará estrategias rápidas y eficaces para superar el sentimiento de soledad.

En El Prado Psicólogos podemos ayudarle a ganar seguridad en sí mismo, desafiando los pensamientos negativos y/o radicales relacionados con la soledad y las interacciones sociales (p. ej., "no le caigo bien a nadie" o "si los demás me ven solo pensarán que no tengo amigos o que hay algo malo sobre mí") o con miedos más profundos (p.ej., aquellos relacionados con el apego y el miedo al abandono).

Asimismo, si se siente deprimido por esta situación, le recomendamos que consulte a un psicólogo. La depresión causada por la soledad es un problema que tiene solución, no tiene por qué continuar arrastrando esa pesada carga. En El Prado Psicólogos podemos ayudarle.

"Cuidar la salud mental y asistir a terapia psicológica son factores que protegen del malestar causado por la soledad".

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Sobre la Autora

Rosario Linares

Rosario Linares es psicóloga y psicoterapeuta. Fue una de las pioneras en España en integrar en la psicoterapia el trabajo terapéutico, tanto con la parte más racional de nuestro cerebro como con la parte más emocional. Para ello utiliza una metodología innovadora, con herramientas como la hipnosis, EMDR (Eyes Movement Desensitization and Reprocessing), PNL (Programación Neurolin- güística), EFT (Emotional Freedom Techniques), el mindfulness y el coaching.

Actualmente dirige el gabinete de psicología "El Prado Psicólogos", centro psicológico de referen- cia en Madrid en psicoterapia breve y terapias de tercera generación, dónde se trabaja desde una metodología integrativa.

Ha publicado los libros "Resiliencia o la adversidad como oportunidad" y "Duelo y resiliencia. Guía para la reconstrucción emocional", este último junto a su compañera Ana María Egido.