Burn-out. Estár quemado, la insatisfacción laboral y tratamiento.
¿A quién no le ha entrado pereza al pensar que mañana tiene que ir a trabajar?, ¿quién no ha soñado alguna vez con que le tocaba la lotería y se ha alegrado al imaginarse que dejaba su trabajo? Aunque estos son pensamientos habituales, cuando aparecen unidos a otros síntomas, suelen ser reflejo de un importante desgaste laboral que perjudica, no sólo en el rendimiento profesional, sino en el propio bienestar psicológico y la calidad de vida.
"La Organización Mundial de la Salud estima que aproximadamente el 30% de los trabajadores sufren el síndrome de desgaste profesional o burnout"
¿Qué es el síndrome de desgaste profesional o burnout?
El síndrome de desgaste profesional o burnout es un estado de agotamiento emocional debido a la sobrecarga de trabajo, de forma que surge como respuesta al estrés laboral crónico (discrepancia entre la demanda laboral y la capacidad de afrontamiento percibida).
"El burnout se caracteriza por un sentimiento de falta de energía o agotamiento; sentimientos negativos, cinismo y distancia mental respecto al trabajo; y una reducción de la eficacia laboral".
Este síndrome fue acuñado por el psicólogo Herbert Freudenberger en los años 70, quien encontró que los trabajadores del sector servicios (p. ej. psicólogos, médicos, psicólogos, docentes, etc.) solían estar más "quemados" laboralmente. Esto se debe a que el burnout suele darse con mayor frecuencia en aquellos puestos que exigen un alto intercambio relacional. Asimismo, se ha encontrado una mayor incidencia entre mujeres entre 30 y 50 años sin pareja o con poco apoyo familiar y sin patologías previas.
Como dato curioso, no fue hasta el pasado 2019 cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció el burnout de manera oficial, siendo su diagnóstico incluido en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) en el año 2022.
Tipos de burnout.
En 1980, Gillespie diferenció dos tipos de burnout:
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Burnout activo: El trabajador mantiene una actitud asertiva, relacionándose con sus compañeros y mostrándose sensible con los receptores del servicio. Los problemas se perciben como externos al trabajador (p. ej. a nivel organizacional o elementos externos a la profesión).
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Burnout pasivo: El afectado se distancia de su trabajo y termina deshumanizando a los receptores del servicio. Su actitud es apática y derrotista, pues relaciona su malestar con factores psicosociales (p. ej. sobrecarga, inseguridad en el trabajo o conflictos con la autoridad).
¿Los trabajadores autónomos pueden sufrir burnout?
Si bien es cierto que ser trabajador autónomo tiene ventajas como la flexibilidad horaria, la inestabilidad en los ingresos puede provocar una inadecuada gestión del tiempo, procrastinar e, incluso, padecer ansiedad. Esto se debe a un sentimiento de exceso de responsabilidad, que puede llevar al autónomo a sobrecargarse laboralmente por miedo a perder clientes y no ser capaz de cubrir los propios gastos, buscando seguridad a través del exceso de control (incluso de factores externos) y sacrificando su tiempo libre.
"Los trabajadores autónomos tienen el doble de probabilidades de necesitar una baja de larga duración debido a los problemas de salud mental".
De hecho, según un estudio del hospital de Bellvitge (Barcelona, España), los trabajadores autónomos son más vulnerables a la hora de sufrir problemas de salud mental (desde ansiedad hasta esquizofrenia), lo que, traducido en cifras, supone una mayor vulnerabilidad de 3.290.000 trabajadores (el 17,3% de la población ocupada). Esto explica que, aunque su nivel de ingresos dependa directamente de su tiempo y esfuerzo (y, por ello, intenten coger menos bajas laborales que los asalariados), sus bajas suelen ser de mayor duración.
¿Cómo diferenciar la fatiga, el aburrimiento laboral, el estrés o la depresión del burnout?
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La fatiga física se puede solventar con rapidez y no aparece asociada a sentimientos de fracaso. Sin embargo, el trabajador desgastado siente que no puede realizarse.
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El tedio o el aburrimiento laboral es debido al desinterés por el propio trabajo. En cambio, en el burnout, este desinterés es causado por la presión emocional al sentir que no se puede llegar a hacer el trabajo tal y como se querría.
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El estrés suele generar una hiperactividad y sobreimplicación laboral, pudiendo tener efectos positivos (como el aumento de eficacia y diligencia cuando se cuenta con menos tiempo). Sin embargo, el trabajador con burnout tiende a desligarse de forma reiterada y sufre un agotamiento más emocional que fisiológico.
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Aunque la persona con burnout puede llegar a sufrir depresión y ambos tienen en común el cansando emocional, en el síndrome de desgaste profesional predomina la cólera, mientras que en la depresión predomina el sentimiento de culpa.
Cómo detectar el burnout: Los síntomas del desgaste profesional.
Es habitual que la persona afectada muestre varios de los siguientes síntomas:
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Agotamiento mental, emocional y físico.
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Falta de concentración.
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Aumento de accidentes laborales.
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Reducción de la creatividad.
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Evitación de la toma de decisiones.
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Baja productividad.
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Desmotivación y desinterés laboral.
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Mayor absentismo laboral.
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Sentimientos de impotencia y fracaso al ver que no se es capaz de revertir la situación.
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Irritabilidad o incluso agresividad, debido a impaciencia e intolerancia a los errores.
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Somatizaciones como trastornos del sueño o problemas digestivos, dolores musculares, cefaleas, cambios en el apetito importantes, trastornos menstruales, problemas sexuales, urticarias, etc..
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Conductas compensatorias desadaptativas a fin de evadirse del malestar y continuar con el trabajo (p. ej. consumo excesivo de cafeína, tabaco o alcohol).
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Problemas psicológicos como cambios de humor, reducción de la autoestima, ansiedad o depresión.
"El nivel de desgaste laboral puede llegar a afectar tan profundamente a la esfera personal del trabajador, que entre el 5% y el 10% terminan dejando su trabajo".
¿Cómo es el proceso de desgaste profesional?: Fases del burnout.
El cambio en las expectativas laborales y la percepción del puesto propios del burnout se ve reflejado en las siguientes fases:
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Fase inicial o de entusiasmo: La energía y la positividad altas hacen que el trabajador se implique plenamente en su trabajo, llegando a alargar su jornada laboral de forma habitual.
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Fase de estancamiento: El trabajador percibe discordancia entre su esfuerzo y la recompensa obtenida, comenzando a ver las desventajas de su empleo y provocando con ello la pérdida de entusiasmo. Asimismo, estos desajustes provocan estrés laboral, lo que suele llevar a plantearse la necesidad de cambios (p. ej. disminución del esfuerzo profesional).
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Fase de frustración: Cualquier error o diferencia de opinión tiende a volverse una fuente de conflicto y el afectado suele mostrarse irritable y padecer somatizaciones.
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Fase de apatía: El trabajador adopta estrategias defensivo-evitativas, por lo que comienza a distanciarse de su trabajo y del cliente, actuando con automatismo y desinterés.
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Etapa de distanciamiento: La frustración laboral crónica provoca el colapso emocional y cognitivo del afectado, generando a su vez problemas de salud. Los sentimientos de vacío y la desvalorización profesional aparecen de forma marcada, al igual que una mayor distancia emocional.
"El síndrome del desgaste profesional puede terminar afectando a numerosos empleados cuando no se pone freno al proceso de contagio emocional propio del burnout de cualquiera de los trabajadores".
Posibles causas del burnout.
A continuación, se describen los posibles factores que pueden influir en el bienestar del trabajador:
- Causas relacionadas con la empresa:
- Exceso de jerarquización y estilo autoritario.
- Exceso de burocracia.
- Desigualdad en la gestión de recursos humanos.
- Sentimiento de falta de recompensa.
- Cuestiones que guardan relación con el puesto de trabajo:
- Sobrecarga y acumulación de tareas inacabadas, posiblemente debido a un conflicto o ambigüedad en el rol laboral.
- Alta autoexigencia emocional en la interacción con el cliente.
- Falta de tiempo para la atención al usuario así como falta de control sobre los resultados y pobre autonomía en la toma de decisiones.
- Imposibilidad de desarrollo profesional.
- Turnos rotativos y/o nocturnos que alteran el ritmo circadiano, lo que tiene un impacto a nivel biológico (p. ej., a nivel cardiaco) y emocional (p. ej., en la secreción de adrenalina).
- Estresores económicos. P. ej., se ha encontrado que los jóvenes y los mayores de 45 años suelen tener una mayor sensación de inseguridad laboral ante crisis económicas.
- Factores relacionados con cambios supra-organizativos
- Cambios en la concepción del trabajo, especialmente si se trata de un trabajo emocional.
- Falta de formación en las responsabilidades laborales o nuevas tecnologías.
- Incremento en la monitorización y supervisión del desempeño.
- Modificación de los procedimientos (p. ej. en la legislación), tareas o funciones.
- Aumento del nivel de exigencia del usuario debido a los cambios.
- Pérdida de estatus laboral.
- Problemas en las relaciones interpersonales a nivel laboral:
- Atender a usuarios difíciles y problemáticos.
- Sentirse injustamente tratado por los jefes, ya sea debido al escaso reconocimiento laboral o a que estos no reconocen ni se responsabilizan de los errores.
- Mala o escasa relación con los compañeros: No sentirse integrado, estar en un ambiente conflictivo, tenso o competitivo (llegando incluso a ser poco colaborativo en tareas complementarias).
- Causas relacionadas con la personalidad del trabajador:
- El altruismo, la empatía y el idealismo suelen provocar necesidad de control.
- Pocas habilidades sociales y/o escasa regulación emocional.
- Tener un patrón de conducta tipo A, esto es, una tendencia a la alta implicación laboral debido a la propia ambición y competitividad. También aumentan su carga de trabajo su elevado nivel de autoexigencia, su perfeccionismo y su necesidad de control, siendo incapaces de delegar y dificultando el trabajo en equipo.
- Tener un locus de control externo, es decir, creer que el resultado de los acontecimientos se debe principalmente a las circunstancias.
- La baja autoestima o el sentimiento de baja autoeficacia incrementan el estrés laboral, pues reducen el grado de tolerancia a los errores y aumenta el sentimiento de inseguridad.
"Dado que la causa del burnout es multifactorial, su desarrollo es lento e insidioso, con una intensidad variable, lo que hace que se pueda confundir con el desgaste propio del ejercicio de la profesión".
¿Cómo vencer el síndrome del desgaste laboral?: El tratamiento psicológico del burnout.
En líneas generales, la idea fundamental es que la persona que sufre desgaste laboral se reencuentre consigo misma y sea capaz de redescubrir otros aspectos de su vida, volviendo a conectar con su verdadero "yo" (que ahora resulta tan lejano).
Reparar la autoestima y recuperar la autoconfianza formará parte del proceso de reconstrucción interna, así como aprender a gestionar el estrés y las frustraciones laborales. Para ello, ayudará aprender a vivir estas situaciones laborales con mayor distancia, sin perder por ello la motivación laboral.
Asimismo, saber cómo resolver conflictos laborales (ya sean a nivel social o por otros intereses), elaborar posibles momentos traumáticos y tener una proyección de futuro acorde con los propios objetivos también serán aspectos importantes a abordar durante el tratamiento psicológico.
Durante el proceso se emplearán diversas técnicas enfocadas a reducir el estrés, la apatía y la ansiedad, aumentando así el propio nivel de resiliencia. Algunas de estas técnicas pueden ser EMDR, hipnosis, mindfulness o técnicas de manejo del estrés.
"La mayoría de quienes sufren burnout no son conscientes de la gravedad de su situación, siendo más frecuente que las personas de alrededor se den cuenta antes que el afectado. Por ello, suelen necesitar que alguien les enseñe de nuevo la importancia del autocuidado".
Estrategias básicas para superar el burnout.
Para superar el burnout es imprescindible seguir una serie de estrategias básicas:
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Responsabilizarse de la situación: Reflexionar sobre si se tiene un trabajo alineado con los propios valores e intereses, considerando posibles cambios en el actual empleo y discutiendo las preocupaciones específicas con un superior.
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Establecer horarios y prioridades, ajustando las expectativas: Gestionar el tiempo, aumentando el nivel de productividad al contar con el necesario tiempo de descansos y desconexión laboral.
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Escucharse y buscar el propio bienestar: Aprender a poner límites y prevenir situaciones incomodas en el trabajo son estrategias imprescindibles para la salud laboral. Cuidar el lugar de trabajo y tener en cuenta el propio estado emocional ayudará a mantener el equilibrio.
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Cuidar las relaciones entre los compañeros y superiores: Recordar que el apoyo social es la variable más influyente en los efectos del síndrome del trabajador quemado. Reconocer el trabajo propio y ajeno, relativizar los problemas laborales y permitir la ventilación emocional entre compañeros es fundamental para mantener el bienestar laboral.
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