Cimientos emocionales: la autoconfianza
¿Qué es la autoconfianza?
La autoconfianza es la creencia realista en nuestras competencias y habilidades. No se trata de prepotencia ni de narcisismo, sino de una seguridad interna que nos permite actuar a pesar de las dudas o dificultades. Una metáfora muy popular para describir el significado de la autoconfianza en el mundo del desarrollo personal es la siguiente:
"Un pájaro posado en un árbol nunca tiene miedo de que la rama se rompa, porque su confianza no está en la rama, sino en sus propias alas".
Se deduce, por lo tanto, que la autoconfianza es la creencia en las propias competencias y habilidades y, por consiguiente, en la capacidad de decisión y actuación. En definitiva, es tener la convicción de que se puede y se podrá hacer frente a las distintas situaciones vitales, a pesar de las dificultades. Esto no significa necesariamente que siempre se sabrá cómo actuar o que no se cometerán errores, sino que se confía en la posibilidad de poder solventarlos. De hecho, la verdadera autoconfianza no consiste en sentirse seguro todo el tiempo ni en tener todas las habilidades plenamente desarrolladas, sino en avanzar confiando mientras se construye el camino.
"La autoconfianza es creer en la propia capacidad de adaptación y mejoría personal, a pesar de tener momentos de flaqueza".
Como características distintivas de una persona con autoconfianza, ésta suele desprender un halo de positividad (realista), pues es consciente de que, en la mayoría de ocasiones, es el propio pensamiento (o creencia disfuncional) lo que origina el bloqueo. Otras características habituales son la conciencia de uno mismo y sus valores, mostrando claridad y autenticidad en cuanto a sus objetivos. Para ello, ser consciente y reconocer las propias habilidades y aspectos positivos resulta imprescindible, pues si no se valoran los propios logros, la motivación quedará mermada.
Diferencias entre autoconfianza y otros conceptos psicológicos
En ocasiones, la autoconfianza se confunde —o solapa— con otros términos psicológicos como la autoestima, la autoeficacia, el autoconcepto, la autoaceptación o la seguridad emocional. A continuación, se exponen las diferencias:
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La autoestima hace referencia al juicio interno de valía personal. Este juicio se da a nivel global, de forma que funciona como base emocional, incluyendo conceptos como el autoconcepto, la autoeficacia o la autoaceptación.
"La autoestima es el valor que uno se da a sí mismo". -
El autoconcepto es la imagen mental que se tiene de uno mismo, esto es, la propia identidad, los roles y los rasgos personales (virtudes y defectos).
"El autoconcepto expone cómo uno cree que es". -
La autoeficacia es la creencia de que se puede lograr un objetivo específico en un momento concreto, por ello guarda relación con las metas y los logros. Esto significa que, aunque se puede tener buena autoestima, se puede tener una baja percepción de autoeficacia en, p. ej., el ámbito deportivo. En cambio, la autoconfianza supone la seguridad en que se va a poder hacer algo, con independencia de que se sepa o no en ese momento.
"La autoeficacia es la creencia de que se sabe cómo hacer algo". -
La autoaceptación es la base de una autoestima sana, ya que es la capacidad para ver cómo es uno de forma realista y mantener el amor hacia sí mismo, a pesar de que haya aspectos a mejorar. Significa reconocerse con las luces y las sombras, sin juzgarse.
"La autoaceptación explica si uno puede quererse tal como es y permitirse ser así". -
La seguridad emocional es la percepción de que uno se puede sostener a sí mismo, es decir, la sensación de estabilidad interna ante las emociones y los conflictos. Se relaciona, por lo tanto, con la regulación emocional.
"La seguridad emocional es saber que, aunque duela, uno va a estar bien".
¿Cómo actúa una persona con autoconfianza?
Las personas con autoconfianza se caracterizan por su actitud proactiva y resiliente:
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Es capaz de tomar la iniciativa, identificando las oportunidades.
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Ve los problemas como oportunidades para aprender y crecer.
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No se bloquea ante situaciones de estrés o complejas, sino que busca soluciones.
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Acepta los retos, a pesar de la incertidumbre.
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No espera a que otra persona le diga lo que debe hacer. Tampoco le limitan las opiniones ajenas.
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Valora la opinión de los demás, aceptando las críticas y viéndolas como una oportunidad para mejorar.
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Se expresa con claridad.
"Una persona con autoconfianza se caracteriza porque desprende seguridad en sus palabras y acciones, ya que tiende a afrontar los desafíos con mayor tranquilidad y resiliencia".
¿Cómo se comporta alguien con baja autoconfianza?
"Una persona con poca autoconfianza tiende a sentirse y mostrarse insegura".
Esto se ve reflejado en las siguientes actitudes y comportamientos:
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Se siente inseguro ante situaciones nuevas y personas desconocidas.
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Evita situaciones que despiertan incomodidad (p. ej., novedosas y de aprendizaje, conflictivas).
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Tiene miedo a cometer errores y a ser juzgado por ellos.
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Intenta mostrar solamente aquello que considera perfecto y/o socialmente aceptado.
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Gran afectación ante las críticas, la desaprobación y el rechazo ajenos.
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Tiende a magnificar los fallos y minimizar los propios éxitos, magnificando los logros ajenos y minimizando sus fallos.
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Confía más en las opiniones ajenas y se preocupa por las mismas, tomando decisiones basadas en su miedo al rechazo (y no tanto en las propias necesidades o deseos).
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Se compara constantemente con el resto.
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Siente que la vida es más complicada y dura que la de los demás.
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No es consciente del propio potencial.
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Adopta una postura conformista y/o derrotista.
¿Qué influye en el desarrollo de la autoconfianza?
El autoconcepto se forma gracias a:
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Estilo de crianza con o sin reconocimiento o validación. Crecer en un ambiente de inseguridad, menosprecio y comparación constante, generando un apego inseguro, afecta muy negativamente a la autoconfianza.
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Mensajes internalizados (juicios externos o internos) a lo largo del ciclo vital, especialmente durante la infancia y adolescencia.
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Experiencias personales de superación o limitaciones. En este sentido, la falta de experiencia puede influir negativamente en la autoconfianza, aunque no debería verse limitada por ello.
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Los traumas influyen muy negativamente en la autoconfianza y la autoestima. Los traumas más relacionados con la falta de autoconfianza son aquellos que tienen que ver con situaciones de intimidación, acoso, humillación, discriminación o abusos físicos, sexuales y emocionales.
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Las expectativas, es decir, las creencias personales que pueden proyectar esperanza o desánimo. Estas se forman en base a las propias experiencias y mensajes internos.
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Rasgos como el perfeccionismo (entendido como disfuncional) y el neuroticismo (tendencia a experimentar emociones negativas de manera frecuente e intensa) suelen generar una brecha en la autoconfianza. Esto también sucede cuando se tiene una autocrítica elevada o se pone excesiva atención a los fallos (estilo cognitivo negativo).
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El significado que se le atribuye a tener miedo, ya que no es lo mismo vivirlo como parte del proceso a vivirlo como señal de que algo saldrá mal.
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El estado anímico negativo (ansiedad, depresión, culpabilidad excesiva, etc.) o afrontar transiciones vitales (p. ej., un cambio de trabajo o la ruptura de pareja) pueden desestabilizar la autoconfianza.
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El contexto cultural (p. ej., las redes sociales) y los medios de comunicación son igualmente importantes. P. ej., la publicidad está diseñada para hacer sentir que uno está falto de algo y que si se adquieren ciertos productos se recobrará mágicamente la autoconfianza.
¿Qué debilita la autoconfianza?
Lo que debilita o merma la confianza en sí mismo es:
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No darse la oportunidad de desarrollar las nuevas capacidades por miedo a fallar o al rechazo.
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Tener un diálogo interno negativo, siendo excesivamente crítico o autoexigente.
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Creer que no se va a poder resolver las cosas debido a la propia inseguridad o al perfeccionismo desmedido, asociando los resultados con el valor personal.
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No aceptarse a sí mismo, sin ser consciente del trabajo personal que puede hacerse en las propias virtudes y defectos.
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Preocuparse excesivamente por la opinión ajena, buscando complacer a la otra persona.
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Evitar afrontar los propios miedos, adoptando una actitud derrotista y/o conformista, bloqueando la búsqueda de la felicidad.
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Buscar el control y la seguridad fuera de uno mismo.
"Las personas con poca autoconfianza no son capaces de asimilar, como dijo León Tolstói, que 'el fracaso aporta la experiencia y la experiencia es la base del éxito".
¿Cómo fortalecer la autoconfianza?
Estrategias prácticas.
Para fortalecer la autoconfianza, es recomendable basarse en resultados tangibles como:
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Ser consciente y cuidar de las propias necesidades físicas, mentales y emocionales.
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Conocer las fortalezas y debilidades personales, actuando en consecuencia.
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Tener claro el propio sistema de valores, que han de servir como guía vital en la toma de decisiones.
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Ajustar el perfeccionismo, observando las consecuencias reales de hacer las cosas "imperfectas".
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Establecer metas realistas, siguiendo los objetivos SMART.
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Aceptar los errores como parte del aprendizaje ("nadie nace sabiendo").
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Focalizarse y valorar los logros, reconociendo lo positivo que se ha alcanzado (a pesar de no haber conseguido el 100% del objetivo deseado).
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Evitar compararse, ya que seguramente no se dispondrá de toda la información. Esto es especialmente importante no hacerlo a nivel personal; una cosa son los resultados y otra la propia valía.
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Confiar y apostar por uno mismo, paso a paso, a pesar de la inseguridad y la posibilidad de rechazo (¿tan graves serían las consecuencias?, ¿cuánto durarían?).
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Visualizar el éxito ayudará a reforzar la creencia en las propias capacidades.
"Como dijo R. T. Bennett: 'Confía en ti mismo: eres más valiente de lo que crees, más talentoso de lo que sabes y capaz de más de lo que imaginas'".
Beneficios de la autoconfianza.
La autoconfianza es tan importante porque:
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Hace que se esté más receptivo ante las oportunidades, aprovechándolas.
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Fomenta la proactividad, afrontando las tareas con determinación.
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Ayuda a mantener la calma ante situaciones estresantes y complicadas.
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Estimula el razonamiento, evitando la parálisis por las dudas y aumentando la probabilidad de encontrar soluciones, también de forma creativa.
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Incrementa la perseverancia, pues se tiene el convencimiento de que, a base de esfuerzo, se va a alcanzar la meta.
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Mejora la capacidad de comunicación.
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Genera confianza en los demás, quienes responden mejor a las propias demandas.
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Repercute positivamente en la resiliencia.
"La autoconfianza es una herramienta poderosa, que incrementa la probabilidad de alcanzar el éxito personal y profesional".
Problemas psicológicos relacionados con la falta de autoconfianza.
La falta de confianza en uno mismo genera un sentimiento de fragilidad y debilidad tan grandes, que suele provocar o aparecer asociada con otros problemas psicológicos:
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Somatizaciones físicas.
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Ansiedad, especialmente a nivel social (llegando incluso a ansiedad social).
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Perfeccionismo patológico.
¿Cómo puede ayudarte la terapia a recuperar tu autoconfianza?
La autoconfianza se puede aprender. La terapia psicológica ayuda a identificar los bloqueos, el origen de las creencias limitantes y los patrones de pensamiento autocrítico. Además, permite fortalecer el autodiálogo, trabajar el perfeccionismo y reforzar el “niño interior” herido.
En El Prado Psicólogos, nuestros profesionales en psicología clínica integran herramientas como la terapia cognitivo-conductual, la autocompasión, el trabajo con valores, la hipnosis y el acompañamiento personalizado para ayudarte a desarrollar una autoconfianza real y sostenible.
La autoconfianza no es una capacidad intrínseca, sino que se puede aprender y mejorar. Por ello, identificar aquello que ha rebajado y que continúa reduciendo o limitando la propia autoconfianza resulta imprescindible. Normalmente, la baja autoconfianza tiene un origen pasado y en las relaciones sociales (también en las actuales), lo no siempre es sencillo detectar. De ahí puede surgir el primer obstáculo para la mejoría, sin embargo, el psicólogo puede ayudar a detectar el origen mediante diversas técnicas cognitivo conductuales, gestálticas o mediante sesiones de hipnosis.
Una vez detectado el origen, es necesario comenzar a trabajar en las repercusiones que ha ocasionado el mismo: el patrón de pensamientos autocríticos destructivos y de devaluación. Aprender a cambiar el propio diálogo interno, aumentando la autocompasión, reduciendo el perfeccionismo y dándole fortaleza al propio niño interior herido, es imprescindible y, desafortunadamente, no siempre sencillo de llevar a cabo sin una guía externa. Asimismo, reducir la comparación con las otras personas y la aumentar la capacidad de asimilación de la crítica ajena sin sentirse inferior o vulnerable son dos de las grandes dificultades que se dan durante la terapia.
Por otra parte, la autoconfianza también guarda relación con la autoestima y el autorrespeto, de forma que empezar a establecer límites en las relaciones con los otros (regulando la necesidad de aprobación) y fijarse objetivos concretos ayudará a aumentar la percepción de control y la seguridad de que uno podrá resolver la situación por sí mismo positivamente. Esta percepción de los propios logros no sólo depende de que estos sucedan, sino de que uno se permita interiorizarlos —incluyéndolos en la propia narrativa interna—, algo que no siempre se ha aprendido a hacer.
En este sentido, se ha demostrado que la terapia psicológica (especialmente la terapia cognitivo-conductual, la terapia de aceptación y compromiso, así como el trabajo con la autocompasión) ayuda a traducir la autoconfianza a acciones reales, ya que facilita modificar los patrones de pensamiento negativo y las creencias limitantes, permitiendo afrontar gradualmente —con mayor seguridad— las situaciones que despiertan miedo al fracaso o inseguridad.
En resumen, la autoconfianza nace del equilibrio entre saber lo que realmente importa (los valores), reconocer las propias habilidades (aún en desarrollo), aceptar las emociones (sin bloquearse por el miedo) y tratarse con empatía (autocompasión) durante el camino. Para ello, es necesario aprender a gestionar las emociones, adoptando un enfoque realista, cuidando el diálogo interno y las propias necesidades, ponerse retos, ser capaz de aceptar las críticas y los errores, y crear un círculo social de apoyo (que no mine la propia autoconfianza).
"Como dijo Steve Covey: 'Si quieres lograr resultados diferentes, piensa y haz cosas diferentes'. Una buena autoconfianza es resultado de un trabajo consciente y constante".
Preguntas frecuentes sobre la autoconfianza
- ¿Qué es la autoconfianza y en qué se diferencia de la autoestima?
La autoconfianza es la creencia realista de que uno puede afrontar con éxito los retos de la vida, incluso sin tener todas las respuestas desde el principio. La autoestima, en cambio, es el valor general que nos damos como personas. La autoconfianza se basa más en la acción; la autoestima, en la percepción de valía personal. - ¿Se puede trabajar la autoconfianza en terapia?
Sí. La autoconfianza no es un rasgo fijo, sino una capacidad que puede fortalecerse. En terapia psicológica, especialmente mediante enfoques como la terapia cognitivo-conductual, la terapia de aceptación y compromiso o el trabajo con la autocompasión, es posible identificar creencias limitantes, reeducar el diálogo interno y ganar seguridad en uno mismo. - ¿Cómo saber si tengo poca autoconfianza?
Algunas señales comunes de baja autoconfianza son: miedo al error, necesidad constante de aprobación, dificultad para tomar decisiones, evitar retos por temor al fracaso o compararse continuamente con los demás. Si te identificas con varias de estas señales, puede ser útil explorar tu nivel de autoconfianza con ayuda profesional. - ¿Qué ejercicios ayudan a mejorar la autoconfianza?
Algunos recursos prácticos son:
- Reconocer y valorar tus logros diarios.
- Cuestionar los pensamientos negativos sobre ti mismo.
- Establecer metas alcanzables.
- Aceptar tus errores como parte del camino.
- Practicar la autocompasión en momentos de dificultad.
¿Dónde puedo acudir si quiero trabajar mi autoconfianza en Madrid?
En El Prado Psicólogos, en Madrid, contamos con un equipo especializado que puede ayudarte a mejorar tu autoconfianza desde una mirada profesional, humana y personalizada. También ofrecemos terapia online si no puedes desplazarte.
¿Te gustaría fortalecer tu autoconfianza?
En El Prado Psicólogos podemos ayudarte. Ofrecemos una primera entrevista informativa gratuita para valorar tu caso y explicarte cómo trabajamos. Solicita tu cita llamando al 91 429 93 13 o escribiendo a info@elpradopsicologos.es
Atendemos de forma presencial en Madrid y también ofrecemos terapia online para quienes viven fuera.
Más información: Terapia Psicológica en Madrid
Sobre la Autora
Rosario Linares es psicóloga y psicoterapeuta. Fue una de las pioneras en España en integrar en la psicoterapia el trabajo terapéutico, tanto con la parte más racional de nuestro cerebro como con la parte más emocional. Para ello utiliza una metodología innovadora, con herramientas como la hipnosis, EMDR (Eyes Movement Desensitization and Reprocessing), PNL (Programación Neurolin- güística), EFT (Emotional Freedom Techniques), el mindfulness y el coaching.
Actualmente dirige el gabinete de psicología "El Prado Psicólogos", centro psicológico de referen- cia en Madrid en psicoterapia breve y terapias de tercera generación, dónde se trabaja desde una metodología integrativa.
Ha publicado los libros "Resiliencia o la adversidad como oportunidad" y "Duelo y resiliencia. Guía para la reconstrucción emocional", este último junto a su compañera Ana María Egido.
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