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La caída de pelo por estrés o alopecia nerviosa es un problema que afecta cada vez a más personas debido al ritmo de vida que seguimos en nuestra sociedad actual; pero también por la tensión emocional derivada no sólo del trabajo, sino además de problemas personales o incluso de enfermedades o traumas.
En condiciones normales podemos perder hasta 100 cabellos al día, y esto no es motivo de preocupación; sin embargo cuando notamos que el pelo comienza a caerse abundantemente y coincide con un período de estrés físico o emocional, es el momento de consultar a un profesional.
Hablamos de alopecia nerviosa para referirnos a la caída del cabello provocada por altos niveles de estrés. No está claro cuáles son las causas que desencadenan esta caída del pelo, pero se sabe que las células sometidas a estrés liberan neurotransmisores que desencadenan una inflamación en los folículos e inhiben el crecimiento del cabello. Existen principalmente tres tipos de alopecia causada por el estrés:
Efluvio telógeno: se desata cuando debido a un trauma físico o emocional o al estrés, la mayor parte de los folículos entran en fase telógena (caída), provocando que el pelo se caiga en cantidades alarmantes durante semanas o meses.
Tricotilomanía: es un trastorno psicológico por el que el paciente se arranca su propio pelo, de forma compulsiva e incontrolable, debido al estrés, la depresión, pensamientos negativos, etc. Aquí puedes encontrar información sobre el tratamiento de la tricotilomanía.
Alopecia areata: aunque sus causas no están claras, se sabe que el estrés es un desencadenante de esta patología, que provoca que el sistema inmunitario ataque a sus propias células, dañando los folículos y causando la caída del cabello en determinadas zonas.
Una alopecia por estrés, por ejemplo un efluvio telógeno, puede provocar la caída de hasta 3/4 partes del pelo en nuestro cuero cabelludo. Aunque la pérdida de pelo está asociada a varias enfermedades, es importante que ante este síntoma se identifique si existe una situación de estrés que pueda ser un factor causante de la respuesta física en forma de pérdida del cabello.
Además del estrés, la fiebre alta, una infección grave, el parto, una dieta drástica o ciertos fármacos pueden desencadenar también efluvio telógeno. En general, si se manifiestan síntomas de estrés o se atraviesa por una situación estresante y se observa una caída anormal del cabello, en ausencia de otras causas o enfermedades probablemente estemos ante una alopecia nerviosa.
Es cierto que la alopecia nerviosa -tanto en hombres como en mujeres- puede llegar a confundirse en ciertas fases con la alopecia androgenética, por ejemplo; sin embargo a diferencia de ésta, en la alopecia nerviosa la caída del cabello es repentina y en un corto espacio de tiempo, mientras que en la alopecia hereditaria la pérdida de cabello es gradual y a lo largo de varios años.
La forma de afrontar la pérdida de pelo es diferente dependiendo de cada persona. Aunque hay quienes lo afrontan como un proceso natural y casi inevitable con la edad, en muchas personas genera una sensación de angustia que hace disminuir su autoconfianza y autoestima, especialmente en edades tempranas.
Esta reacción es la mayoritaria especialmente entre las mujeres, ya que socialmente está mucho peor visto una mujer sin pelo que un hombre, por lo que las consecuencias psicológicas también son mucho mayores en forma de aislamiento, ansiedad, agorafobia, depresión, fobia social, etc. Hay que tener en cuenta que el cabello es una parte muy importante de la imagen exterior de una mujer, un símbolo de feminidad, especialmente a edades más jóvenes.
Por ello, las personas que pierden el pelo, y muy especialmente las mujeres, pueden llegar a sentir que pierden parcial o totalmente su identidad, generando graves daños psicológicos y cuadros depresivos agudos, que se ven agravados por la pérdida de de relaciones personales (pareja, familia, amigos) y sociales, incluso por problemas en el trabajo.
Este estrés emocional generado por la no aceptación de la propia imágen física pueden agravar más la caída del cabello, generando un círculo vicioso del que es muy difícil salir sin ayuda profesional.
Aunque la principal causa de pérdida de pelo en los hombres es la alopecia androgenética, causada por factores hereditarios y que afecta al 70% de los varones, el estrés es también un factor importante causante de alopecia nerviosa entre los hombres.
Alopecias nerviosas como la alopecia areata afectan por igual a hombres y mujeres, pero en general se dan más casos entre varones. Por contra otras patologías como el efluvio telógeno, aunque también se diagnostica -y cada vez más debido al aumento del estrés en nuestra vida diaria- entre hombres, es más común en mujeres y a edades jóvenes.
La mayoría de expertos coinciden no obstante en que la caída de pelo por estrés es un fenómeno más habitual entre las mujeres, ya que suelen preocuparse más ante la pérdida de cabello por las razones que ya explicamos, y este estrés y ansiedad agrava la caída del pelo.
Hay estudios que señalan que las mujeres que atraviesan situaciones muy estresantes tienen hasta 11 veces más probabilidades de sufrir alopecia. Además patologías como la tricotilomanía, asociada precisamente a trastornos psicológicos, son también más frecuentes en mujeres que en hombres en una proporción de 4 a 1.
Existen distintos tratamientos para frenar la caída del cabello dependiendo de la causa. Lógicamente en casos de tricotilomanía o de efluvio telógeno, donde los factores psicológicos pueden jugar un papel clave, el tratamiento terapéutico por un psicólogo profesional resultará vital para atajar la causa del problema.
También se pueden seguir otros tratamientos mientras tanto destinados a fortalecer el cabello y frenar su caída como complemento, por ejemplo a base de suplementos de vitaminas y minerales, usando champús específicos contra la caída, recurriendo a fármacos como el minoxidil o a la inyección de Plasma Rico en Plaquetas, etc. Hay que subrayar que incluso si tienen éxito, tras una alopecia por estrés pueden pasar unos 6 meses hasta obtener resultados visibles.
Conviene también no usar peinados demasiado agresivos mientras suframos problemas de caída del pelo, y por supuesto en lo posible evitar situaciones estresantes que agraven el problema. Muchas personas recurren también a realizar un trasplante capilar como solución estética a los problemas de calvicie tras la pérdida del pelo; si bien las opiniones sobre estas técnicas son positivas, es importante que antes de recurrir a un trasplante se haya identificado la causa que genera la alopecia y se haya frenado la pérdida de cabello.
Debemos señalar que las situaciones estresantes que generan caída del pelo por estrés no necesariamente son permanentes, y que la pérdida de cabello que acarrean por lo general tampoco lo es. La mejor forma de combatir este tipo de alopecia es prevenirla, llevando un estilo de vida más saludable, siguiendo una dieta equilibrada, cambiando nuestros hábitos y practicando estrategias para reducir el estrés como la meditación, la autohipnosis o la relajación, y por supuesto, atendiendo a la causa que nos produce estrés para ponerle remedio, en el caso de que sea posible.
En el caso de que la alopecia nerviosa no se resuelva en unos meses o si la pérdida de pelo supone una fuente de estrés emocional en sí misma que te cuesta afrontar, en El Prado Psicólogos podemos ayudarte, ya que si la caída del pelo es una señal de estrés emocional, deberás atender el mensaje que tu cuerpo te envía para reducir o aprender a manejar ese estrés. Podemos ayudarte con técnicas como hipnosis, visualización o EFT a mejorar tu salud capilar y tu salud emocional.
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