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En nuestro trabajo y en nuestra vida personal, es normal que de vez en cuando seamos más estrictos y rígidos. Sin embargo, si eres muy rígido, excesivamente rígido, siempre quieres controlar todo llevando las cosas al extremo y te obsesionas con el orden, es posible que padezcas un transtorno de personalidad obsesiva.
Es un tipo de trastorno de personalidad caracterizado por una rigidez extrema, la tendencia al perfeccionismo y una preocupación desmedida por el orden y el control sobre todas las cosas. Estas personas intentan mantener su mundo bajo control, para lo cual se aferran a las reglas y pretenden que todos las cumplan.
La personalidad obsesiva es uno de los trastornos de personalidad más comunes. Se estima que puede afectar hasta al 7,9% de las personas en el mundo.
El problema es que esa obsesión por el control y las normas a menudo se les escapa de las manos, haciendo que pierdan de vista el objetivo central de la actividad. De hecho, esas características, lejos de facilitarles el día a día, se convierten en un obstáculo que puede dañar su trabajo, sus relaciones interpersonales y provocan un gran malestar.
Las siguientes pistas te ayudarán a saber si realmente tienes un trastorno y necesitas pedir ayuda a un psicólogo si te sientes identificado con alguno de estos criterios.
A pesar de que los nombres de ambos trastornos son similares y presentan algunos síntomas en común, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se distingue del trastorno de personalidad obsesiva porque la persona presenta obsesiones y compulsiones fácilmente identificables.
La persona que sufre un TOC tiene obsesiones que inundan su mente y son experimentadas como desagradables e incoherentes. Además, sucumbe ante las compulsiones, que no son más que rituales que le reportan un alivio de la ansiedad, como lavarse las manos continuamente o colocar objetos en fila.
Al contrario, la persona con una personalidad obsesivo-compulsiva no suele experimentar pensamientos intrusivos ni impulsos o conductas repetitivas. El trastorno de personalidad implica una mala adaptación, de carácter permanente y generalizado, en cuya base se encuentra un patrón de perfeccionismo y el deseo de mantener un control rígido sobre el entorno.
Aún así, se debe aclarar que en muchos casos el TOC y el trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva se dan la mano. De hecho, la comorbilidad (personas que padecen ambos trastornos), oscila entre el 23% y el 32%.
Como en la mayoría de los trastornos psicológicos, es difícil hacer referencia a una única causa. Existen muchas teorías que intentan explicar la aparición del trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva pero la mayoría de los profesionales coinciden en que es el resultado de la conjugación de aspectos biológicos, psicológicos y sociales.
Por ejemplo, se ha enfatizado en el ambiente en el que han crecido las personas con rasgos obsesivos. Los psicólogos han apreciado un vínculo entre el trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva con una educación extremadamente controladora o sobreprotectora, así como con padres que no estaban disponibles emocionalmente para sus hijos.
La personalidad obsesivo-compulsiva también se ha relacionado con una educación basada en los castigos. De hecho, una teoría afirma que este trastorno podría ser una especie de mecanismo de defensa que la persona adopta desde su infancia para evitar los castigos, lo cual exacerbaría rasgos como la obediencia y el perfeccionismo.
También se conoce que algunos aspectos culturales pueden aumentar las probabilidades de que una persona desarrolle rasgos obsesivos y rigidez mental. Por ejemplo, crecer en el seno de una sociedad muy autoritaria o con una fuerte impronta religiosa en la que se siguen reglas muy estrictas puede actuar como un factor desencadenante en una persona que ya tiene una predisposición a la obsesividad.
La personalidad obsesiva acaba por pasar factura. De hecho, es muy difícil vivir manteniendo ese grado de control, sin relajarse. Algunas de las consecuencias más comunes de este problema son:
Entre todos los trastornos de personalidad, la personalidad obsesivo-compulsiva es la que tiene mejor pronóstico. De hecho, la rigidez y el autocontrol que ejercen estas personas les permiten mantenerse alejadas de problemas como el consumo de drogas. Sin embargo, el aislamiento social en el que terminan sumiéndose puede conducir a la depresión y la ansiedad.
En cualquier caso, la psicoterapia es el tratamiento más efectivo para este problema. En El Prado Psicólogos podemos ayudarte. Buscaremos el origen del trastorno y trabajaremos para que dejes atrás esa autoexigencia que está lastrando tu vida.
Utilizamos técnicas como la hipnosis clínica, EFT y EMDR para acceder a las emociones grabadas en tu cerebro que no te permiten avanzar. También utilizamos técnicas de relajación para ayudarte a lidiar con la sensación de urgencia y la ansiedad que suelen estar asociadas a este trastorno.
Además, si necesitas una ayuda extra, ponemos a tu disposición el servicio de psiquiatría. Podemos complementar la terapia psicológica con inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, que han demostrado su eficacia en este tipo de problemas cuando es necesario reducir la ansiedad o la depresión que se encuentran en la base.
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