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Si te falta autocontrol, si tomas decisiones impulsivamente de las que después te arrepientes, o te resulta difícil gestionar tus emociones hasta el punto de que explotas a menudo, es probable que padezcas un problema de control de impulsos.
Dado que vivimos en sociedad, no controlarte te hará daño a ti y a las personas de tu entorno. Afortunadamente, el autocontrol es una habilidad que se puede desarrollar con el tratamiento adecuado.
En la vida cotidiana, es normal que en algunas situaciones mostremos cierto grado de “impulsividad”. Cuando nos enfrentamos a un peligro, solemos responder sin pensar, lo cual se debe a que la parte emocional de nuestro cerebro toma el mando. No es algo negativo, al contrario, nos permite responder con la rapidez necesaria recurriendo a nuestro arsenal de respuestas instintivas.
Sin embargo, cuando existe un problema para controlar las emociones y el comportamiento en diferentes situaciones, podemos hacer referencia a un trastorno del control de los impulsos. Estos problemas se caracterizan por la tendencia a ejecutar acciones demasiado rápido, de forma irreflexiva y/o irracional y la incapacidad para inhibir dichas acciones una vez que se han puesto en marcha.
La persona que padece un problema de autocontrol no es capaz de resistir una tentación, impulso o deseo. También se aprecia una tendencia a la búsqueda de gratificación inmediata, a expensas de las metas a largo plazo; es decir, esa persona no piensa en las consecuencias de sus actos más allá del presente.
Bajo la categoría de los problemas de autocontrol se encuentran diferentes trastornos:
Además de los trastornos por control de impulsos encontramos otros problemas dónde está muy presente la falta de autocontrol, como las adicciones o la ingesta compulsiva.
Si te identificas con algunas de estas situaciones, es probable que tengas un problema de autocontrol:
Las causas de la falta de autocontrol varían según el tipo de impulso, pero en estos problemas suelen conjugarse factores biológicos, sociales y personales.
Las conductas impulsivas se han relacionado con un déficit en la función ejecutiva, la cual nos permite planificar e inhibir las respuestas.
Se ha apreciado que las personas que tienen un trastorno por control de impulsos suelen tener un déficit en la función de los lóbulos prefrontales, así como en las conexiones subcorticales, lo cual podría explicar en parte sus conductas de riesgo.
Sin embargo, también existe una relación entre la falta de autocontrol y los trastornos de la personalidad, lo cual indica que los aspectos personales y sociales desempeñan un papel importante en la aparición e instauración de estos problemas. De hecho, situaciones de gran estrés y ansiedad pueden actuar como detonantes para la aparición de estos trastornos.
En otros casos, estos problemas tienen su inicio durante la infancia o la adolescencia, y se han vinculado con un estilo educativo autoritario o demasiado permisivo. También se conoce que las personas que han sufrido abusos son más propensas a tener un déficit de autocontrol.
La clave radica en que el mecanismo que se encuentra en la base de la falta de autocontrol se autoalimenta. Cuando experimentas una tensión interior creciente que te hace sentir mal, inmediatamente sientes el impulso de realizar el comportamiento que te ayudará a liberarte, al menos momentáneamente, de esa ansiedad. Luego, cuando reflexionas, te sientes culpable y te recriminas. De esta manera generas nuevamente un estado de estrés y ansiedad que consolida el círculo vicioso.
Dependiendo del tipo de trastorno, pueden aparecer una serie de complicaciones:
Además, no es raro que las personas que padecen un trastorno del control de impulsos cumplan con los criterios diagnósticos de otro padecimiento de salud mental. En algunos casos, es posible que un trastorno del control de impulsos provoque la aparición de los síntomas de otra patología mental. Algunos de los trastornos concurrentes más comunes son:
En El Prado Psicólogos usamos técnicas vanguardistas. Algunas de ellas, como la hipnosis, la técnica EFT y el EMDR acceden a las emociones grabadas en el cerebro para reprogramar los patrones inconscientes que sustentan el problema, ya que una psicoterapia efectiva no debe olvidar los factores inconscientes y las emociones, para que puedas liberarte definitivamente de esos comportamientos impulsivos y autodestructivos.
Un componente importante en el tratamiento del control de impulsos es el aprendizaje de técnicas de relajación y la práctica del mindfulness para ayudarte a lidiar con la ansiedad y la sensación de urgencia. Numerosos estudios han demostrado que la práctica del mindfulness mejora la capacidad de autocontrol al mejorar la función ejecutiva del cerebro.
No obstante, como los problemas del control de los impulsos suelen tener una evidente manifestación comportamental, también recurrimos a técnicas cognitivo-conductuales:
Si necesitas una ayuda adicional, ponemos a tu disposición el servicio de psiquiatría para complementar la terapia psicológica de manera que puedas recuperarte más rápido. Los fármacos que aumentan la función serotoninérgica y aquellos que disminuyen el funcionamiento dopaminérgico han demostrado ser eficaces para reducir las conductas impulsivas.
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