Perfeccionismo obsesivo: Cómo dejar de ser demasiado perfeccionista

Qué es el perfeccionismo 

Cuando una tarea o un proyecto es importante para nosotros, nos esforzamos por obtener los mejores resultados. Es algo comprensible. Sin embargo, la persona perfeccionista va un paso más allá, para esa persona no existe otro resultado posible que no sea la perfección. En ese nivel, el perfeccionismo se convierte en un estado patológico.

De hecho, para comprender qué es el perfeccionismo, es fundamental hacer referencia a sus tres características principales:

1. Una obsesión por mantener los estándares más altos en todo lo que se hace, aunque estos sean poco razonables.
   
   La persona perfeccionista pretende hacerlo todo bien y en todas las esferas de su vida, a pesar de que se trata de una aspiración irracional que a menudo la lleva a asumir más responsabilidades de las que puede manejar.
2. Supeditar el valor personal, única y exclusivamente, a la habilidad para alcanzar esos estándares.
   
   La autoestima de la persona perfeccionista fluctúa continuamente, en dependencia de si cree que ha cumplido con los estándares de calidad que se ha impuesto o no.
3. Experimentar consecuencias negativas por perseguir esos estándares.
   
   La persona perfeccionista a menudo se sobrecarga de funciones y tareas que añaden un estrés innecesario a su día a día. Sin embargo, a pesar de estos efectos negativos, sigue insistiendo en mantener esos estándares demasiado elevados e imposibles de cumplir. 

Causas del perfeccionismo 

El perfeccionismo puede tener distintas causas:

• Un nivel elevado de exigencia en la infancia.
  
  Es común que las personas perfeccionistas recuerden que durante su infancia sus padres, profesores u otras figuras de autoridad les empujaban constantemente a alcanzar mejores resultados, por lo que terminaron condicionando su autoestima a los logros obtenidos.
• Haber sufrido algún tipo de abandono o haberse sentido abandonado en la infancia.
  
  En algunos casos, los niños asocian el abandono con el hecho de que no son lo suficientemente buenos y capaces, por lo que van desarrollando una personalidad perfeccionista, que se convierte en un recurso para evitar el abandono en etapas posteriores de la vida.
• Haber tenido padres perfeccionistas.
  
  Los niños aprenden en gran medida por imitación, por lo que sus padres se convierten en su primer modelo de comportamiento a seguir. Por eso, si los padres eran perfeccionistas, es probable que los hijos también hayan desarrollado esa característica.
• Haber sufrido abusos físicos y/o psicológicos en la infancia.
  
  Cuando el niño proviene de una familia desestructurada en la que sufrió abusos, es probable que desarrolle una tendencia al perfeccionismo. El hecho de llevar una vida más rígida y seguir patrones bien establecidos le brinda cierto nivel de confianza y seguridad.
• Asumir responsabilidades demasiado temprano en la vida.
  
  A veces, detrás de los casos de perfeccionismo se esconden personas que se vieron obligadas a madurar antes de tiempo, asumiendo responsabilidades excesivas para su edad, como cuidar de un hermano menor o incluso de los padres.
• Baja autoestima.
  
  A menudo, cuando la persona no se valora lo suficiente y experimenta sentimientos de inferioridad, se refugia en el perfeccionismo como una vía para compensar esos supuestos “defectos”.
• En otros casos, el perfeccionismo puede ser un síntoma de una personalidad obsesiva o de un trastorno obsesivo-compulsivo.

Cómo saber si tienes una personalidad perfeccionista

Si tienes alguno de los siguientes síntomas, es probable que seas demasiado perfeccionista y que esta característica se convierta en un problema para tu vida cotidiana:

• Te exiges demasiado a ti mismo/a y a los demás.
• Te obsesionas por los pequeños detalles, hasta alcanzar la “perfección”.
• Te hundes cuando tienes un pequeño fracaso o no logras hacer las cosas tan bien como desearías.
• Experimentas una insatisfacción permanente con la vida porque para ti, nada es lo suficientemente perfecto.
• Intentas controlar todo lo que te rodea y planificas obsesivamente las cosas para que todo marche sobre ruedas.
• Trabajas demasiado y no descansas lo suficiente.
• A menudo asumes responsabilidades que no te corresponden porque tienes dificultades para delegar pues piensas que nadie podrá hacer las cosas tan bien como tú.
• Te preocupas excesivamente por aspectos como el orden, la limpieza y la puntualidad.
• Evitas situaciones en las que no te sientes totalmente seguro/a ya que, aunque no pierdas nada, sientes que no estás perfectamente preparado/a para afrontarlas.
• Tienes un pensamiento dicotómico, piensas que las tareas se hacen bien o mal, no sueles tener en cuenta los términos medios.
• Te cuesta mucho tomar decisiones porque barajas una y otra vez los pros y los contras de las diferentes alternativas ya que no quieres cometer ningún error.
• Te comparas continuamente con los demás y te preocupa mucho su opinión, hasta el punto que llega a condicionar tu vida.
• Tienes la tendencia a resaltar más lo negativo o lo que aún queda por hacer, que lo positivo y lo que ya se ha realizado, tanto en tus tareas como en las ajenas.
• Te llenas de reproches, incluso cuando has alcanzado buenos resultados, porque siempre piensas que “debes dar más”.
• Tu autoestima depende directamente de si triunfas o fracasas, todo se reduce a si haces bien las cosas o si te equivocas.
• Te centras más en hacer las cosas bien y de forma eficaz, que en disfrutarlas, incluso cuando se trata de actividades de ocio.
• Experimentas ansiedad y estrés en tu vida cotidiana como resultado de la tensión a la que te sometes.

Consecuencias del perfeccionismo

Si eres una persona perfeccionista, es probable que vivas en un estado de insatisfacción permanente, que también se refleja en quienes te rodean. El problema es que aplicas tu mismo nivel de exigencia a los demás. Pretendes que los otros se comporten de forma impecable y que no cometan errores, lo cual se convierte en una fuente de tensión y conflictos en las relaciones interpersonales ya que las personas se sienten continuamente juzgadas y examinadas. Por otra parte, ese nivel de exigencia también hará que te frustres y decepciones a menudo, porque los demás no son capaces de cumplir con tus elevadas expectativas.

Otro problema del perfeccionismo es que provoca un desgaste inmenso, tanto a nivel físico como psicológico. Exigirse tanto en todas las esferas de la vida hará que siempre te sientas bajo presión, lo cual es agotador. De hecho, es probable que también padezcas algunos síntomas psicosomáticos, como dermatitis, tos, cefaleas, contracturas musculares, colon irritable, fatiga crónica o fibromialgia.

Otra de las consecuencias del perfeccionismo es la procrastinación. Es probable que a menudo te asuste la idea de no estar a la altura de la tarea, por lo que terminas postergándola hasta que te sientas completamente preparado/a o encuentres el momento “ideal”. De hecho, quizá en algunas ocasiones has evitado determinadas tareas para no correr el riesgo de equivocarte o tener que enfrentarte a las críticas. A la postre, esa procrastinación solo sirve para generar una gran culpabilidad, ansiedad y frustración, por lo que alimenta un círculo vicioso que siempre se mantiene activo.

Tratamiento del perfeccionismo

En la base del perfeccionismo pueden existir diferentes causas, algunas conscientes y otras inconscientes. Por eso, en El Prado Psicólogos trabajaremos desde todos los frentes, para detectar el origen del problema y erradicarlo.

Aplicamos diferentes técnicas de eficacia comprobada que nos permiten acceder a las emociones grabadas en tu cerebro que no te dejan avanzar, como la hipnosis clínica, EFT, EMDR y PNL. A través de estas técnicas también podremos ir cambiando las creencias que te mantienen atado/a al perfeccionismo.

No obstante, para dejar de exigirte continuamente, tienes que aprender a quererte no por lo que haces, sino por lo que eres. Por eso, es muy importante trabajar tu autoestima, con el objetivo de lograr a valorarte más, de manera que no tengas que exigirte la perfección a cada paso que das. Todo ello contribuirá a tu crecimiento personal y a potenciar tu autoconfianza.

¿Qué lograrás con la terapia?

• Comprender los mecanismos psicológicos que se encuentran en la base del perfeccionismo.
• Perder el miedo a cometer errores y aceptar que aunque las cosas no sean “perfectas”, son válidas.
• Aprender a relajarte, delegar y asumir la vida con una actitud más tranquila y menos exigente.
• Desarrollar una autoestima sana, de manera que logres aceptarte y amarte independientemente de los errores o resultados.

¿Por qué elegirnos?

• Terapia breve y eficaz.
  
  Utilizamos una psicoterapia profunda y breve para que puedas obtener resultados en poco tiempo.
• Perspectiva integral.
  
  Ponemos en práctica un abordaje integral, para llegar a la causa del problema y erradicarla.
• Atención individualizada.
  
  En El Prado Psicólogos no tratamos problemas, sino personas. Nos centramos en ti y buscamos juntos la mejor solución.
• Profesionales experimentados.
  
  Nuestro equipo está compuesto por profesionales con una vasta experiencia en el tratamiento del perfeccionismo que podrán proponerte el abordaje más eficaz.

¿Cual es el coste que está teniendo en tu vida el perfeccionismo?

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