Tener que tomar decisiones difíciles en la vida sólo nos ocurre de vez en cuando, aunque todos los días tomamos decenas de decisiones, desde la ropa que llevaremos hasta el menú de la cena. Muchas de estas decisiones no nos llevan más que pocos minutos y a veces ni siquiera somos plenamente conscientes de ellas. Sin embargo, cuando lo que está en juego es realmente importante y puede determinar nuestro destino o cuando el grado de incertidumbre es elevado, tomar decisiones se complica.
En esos casos, la toma de decisiones se convierte en un proceso complejo, precisamente porque tenemos miedo a cometer un error y arrepentirnos. Paradójicamente, ese miedo nos conduce a la indecisión, una trampa que nos inmoviliza y nos deja a merced de las circunstancias.
Sin embargo, al igual que cualquier otro tipo de habilidad, también es posible aprender a tomar decisiones. La autonomía y la capacidad para decidir se van desarrollando a lo largo de la vida e implican un proceso de aprendizaje continuo, un proceso que también se puede potenciar si cuentas con el asesoramiento psicológico adecuado.
¿Por qué es tan difícil tomar decisiones?
Cada persona afronta el proceso de toma de decisiones de manera diferente, hay quienes son capaces de decidir con mayor rapidez mientras otros necesitan más tiempo, hay quienes se dejan llevar por su intuición y otros actúan de manera más racional. Sin embargo, como regla general, existen diferentes obstáculos que nos dificultan tomar decisiones, sobre todo cuando se trata de tomar decisiones difíciles, entre ellos encontramos:
- Miedo a equivocarse. La toma de decisiones siempre implica una encrucijada, elegir una alternativa a despecho de otra. Sin embargo, el hecho de tener que renunciar a un camino, con todo lo que ello significa, puede ser atemorizante y es una de las principales razones por las cuales aplazamos las decisiones.
- Falta de autoconocimiento. Cuando no tenemos claros nuestros valores y no sabemos realmente qué queremos, tomar decisiones importantes se complica porque todas las alternativas nos pueden resultar igual de interesantes, incluso si son muy diferentes entre sí.
- Escasa confianza en sí mismo. Cuando una persona tiene una autoestima baja, duda continuamente de sus capacidades, no cree que será capaz de tomar una buena decisión. Y esa sensación la sume en un bucle de indecisión.
- Tendencia al perfeccionismo. Las personas perfeccionistas suelen sentir mucha presión en el momento de tomar grandes decisiones pues sienten que están obligadas a elegir la mejor alternativa y a cerciorarse de antemano que el resultado será perfecto. De esta manera, a menudo se ven atrapados en una serie de elucubraciones que les impiden pasar a la acción.
- Ceguera a las opciones. Cuando hay que tomar una decisión siempre existen al menos dos alternativas. Sin embargo, cuando la persona se bloquea es incapaz de ver todas las soluciones posibles porque se activa un mecanismo de defensa que le impide acceder a las opciones que podrían causarle más ansiedad pero que quizás, a la larga, podrían ser la mejor solución.
- Incapacidad para manejar la incertidumbre. Toda decisión importante siempre lleva consigo cierto grado de incertidumbre, ya sea porque no contamos con toda la información inicial que desearíamos o porque no podemos prever todas las consecuencias. Hay personas que no se sienten cómodas con este tipo de situaciones por lo que prefieren aplazar la toma de decisiones, sin darse cuenta de que esto solo sirve para aumentar la tensión.
- Conflictos internos. Hay veces que una parte de nosotros quiere una cosa y otra parte, quiere justo lo contrario. Esta ambivalencia, esta confrontación de deseos y sentimientos, nos inmoviliza impidiéndonos tomar una decisión.
Sabías que…
Cada persona tiene una manera especial de enfrentar los problemas, dependiendo de sus experiencias de vida y sus características de personalidad. Sin embargo, en sentido general, podemos asumir la toma de decisiones como un proceso positivo o percibirlo como una amenaza.
Una persona que comprenda la toma de decisiones como una amenaza:
- Pensará que los problemas no tienen solución
- Se sentirá nerviosa y frustrada ante un problema
- Pondrá en duda sus capacidades para tomar la mejor decisión
Al contrario, la orientación positiva en el momento de tomar decisiones difíciles implica:
- Asumir los problemas como desafíos
- Ser optimistas durante la búsqueda de la solución
- Confiar en nuestras capacidades para salir airosos del problema
Adoptar una orientación positiva ante el problema no nos garantiza que tomaremos la mejor decisión, pero sí que enfrentaremos todo el proceso con menos estrés y ansiedad.
Tomar decisiones difíciles: Cuándo puede ayudarte un psicólogo o un coach
Un profesional puede ayudarte a tomar decisiones:
- Cuando tienes que tomar una decisión y te sientes bloqueado
- Cuando no puedes sopesar las alternativas con suficiente objetividad
- Cuando crees que tus emociones podrían jugarte una mala pasada
- Cuando en el fondo sabes lo que quieres hacer, pero no te atreves a tomar la decisión por miedo
Las situaciones difíciles más comunes para las que solicitan nuestra ayuda a la hora de tomar una decisión son:
- Dudas respecto a la pareja. Decidir si seguir con una relación o romper o decidirse entre dos personas
- Dudas respecto a la maternidad. Decidir si se quiere tener hijos o no
- Dudas respecto al empleo. Decidir si se quiere cambiar de trabajo o no
- Dudas a la hora de emprender. Decidir si se quiere emprender y decidir qué tipo de proyecto llevar a cabo y cómo hacerlo
- Decisiones de trabajo
- Dificultad para tomar decisiones en general
Cómo te ayuda un psicólogo o coach a la hora de tomar decisiones difíciles
En El Prado Psicólogos contamos con diversas herramientas terapéuticas para ayudarte a tomar decisiones difíciles, algunas de ellas son:
Técnicas que trabajan con la parte emocional y subconsciente:
- Terapia de partes (técnica de PNL). A través de esta técnica logramos conectar con las diferentes partes de tu “yo”, que normalmente asumen posturas opuestas durante un conflicto y te dificultan tomar una decisión. Con este método comprendemos de dónde proviene esa ambivalencia y te ayudamos a superar el estancamiento, logrando que el “yo” salga fortalecido.
- Hipnosis. A través de esta herramienta podemos acceder a tu mente subconsciente para descubrir qué motivaciones o necesidades tiene tu inconsciente o si hay algún miedo que te esté paralizando, de esta forma conseguimos superar el bloqueo que te impide tomar una decisión. Por otro lado, a través de la hipnosis trabajamos para fortalecer tu yo y aumentar tu seguridad a la hora de tomar una decisión y ponerla en práctica.
Técnicas que trabajan con la parte racional y lógica de tu cerebro:
- Terapia breve centrada en soluciones. Con ella nos focalizamos en el aquí y ahora para enfrentar el problema de la manera más rápida y menos dolorosa posible. A través de una serie de preguntas, te ayudamos a clarificar tus metas y a tomar la mejor solución para ti.
- Resolución de problemas. A través de esta herramienta podremos ordenar de forma lógica tu pensamiento, sopesando las ventajas e inconvenientes de cada alternativa.
- Coaching. A través de las herramientas de coaching podemos analizar cuál es la situación actual y cuál es la situación ideal, contando con tus valores y lo que realmente es importante para ti. Una vez establecida esta última establecer objetivos y un plan para llegar a la meta.
- Análisis DAFO. A través de esta herramienta puedes poner sobre la mesa cuáles son tus debilidades y tus fortalezas a la hora de afrontar una situación y las amenazas y las oportunidades que pueden suponer tomar una decisión en concreto respecto a esa situación.
¿Qué lograrás?
En pocas sesiones te ayudaremos a:
- Determinar cuáles son los obstáculos que te impiden ver el problema con claridad y tomar una decisión.
- Clarificar tus metas y valores para que puedas elegir la alternativa que mejor se adapte a tus características y necesidades actuales.
- Encuadrar el problema analizándolo desde diferentes perspectivas, de manera que tendrás una visión más amplia para poder tomar tu decisión.
- Descubrir diferentes alternativas de solución y aprender a sopesar sus pros y los contras desde una postura más objetiva.
- Manejar de manera más eficaz los estados emocionales que genera el proceso de toma de decisiones, sobre todo el miedo a equivocarse, la incertidumbre que traen aparejados los cambios y las expectativas negativas.
- Aumentar la confianza en tus capacidades para enfrentar los conflictos y tomar las decisiones más adecuadas.
- Desarrollar una actitud más realista, de manera que comiences a valorar aspectos prácticos en el proceso de toma de decisiones, como el tiempo, el esfuerzo y la posibilidad real de implementar las posibles soluciones.
- Superar el bloqueo y empezar a movilizarte.
- Atreverte a tomar decisiones difíciles y aumentar tus probabilidades de tomar la mejor decisión.