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Las estadísticas indican que el avión es el medio de transporte más seguro: la posibilidad de sufrir un accidente aéreo es de 1 entre 2,4 millones. Sin embargo, si padeces aerofobia, es probable que aunque sepas que el riesgo que representan los aviones es mínimo, esa razón no baste para que pierdas el miedo a volar. De hecho, se estima que dos de cada tres personas tienen miedo a subirse a un avión y que una de cada cinco padece fobia a volar.
Este trastorno no distingue entre géneros y se puede presentar a cualquier edad, aunque es más común en las personas que se ven obligadas a viajar con frecuencia por trabajo, como los ejecutivos, políticos y empresarios, ya que suelen estar sometidos a un estrés constante que los hace más vulnerables a sufrir un trastorno de ansiedad.
Si tú también tienes miedo a volar y ese temor está limitando tu vida, en El Prado Psicólogos podemos ayudarte.
La aerofobia es un miedo intenso e irracional a viajar en avión. Si padeces este trastorno, experimentarás una gran ansiedad ante la perspectiva de tener que subirte a un avión, aunque seas consciente de que no corres un peligro inminente.
De hecho, en la mayoría de los casos el simple hecho de pensar en volar desencadena sensaciones de angustia y ansiedad muy difíciles de controlar que pueden desembocar en un ataque de pánico. Si el problema no es muy grave, quizá puedas controlar ese miedo y logres subirte al avión pero tendrás que pagar un elevado peaje psicológico por ese viaje.
Muchas de las personas que tienen miedo a volar refieren que ese temor está relacionado con:
El 25% de la población mundial tiene miedo a volar. En España, el 14% de las personas se sienten incómodas ante la perspectiva de tener que volar y el 9% reconoce que tiene miedo a subirse a un avión y que intenta evitar este medio de transporte por todos los medios.
Sin embargo, alrededor del 40% de las personas que tienen miedo a volar no pueden explicar de dónde proviene ese temor. En este sentido, un estudio realizado en la Universidad de Ámsterdam y publicado en la revista Behavior Therapy encontró un dato muy interesante: los hombres son más propensos a desarrollar aerofobia porque tienen miedo a sufrir un accidente mientras que las mujeres suelen sufrir este trastorno porque no tener el control las pone nerviosas.
Si sufres aerofobia, es probable que experimentes diferentes síntomas, tanto a nivel físico como psicológico y conductual. De hecho, en algunos casos se entremezclan síntomas de diferentes fobias ya que es habitual que quienes tienen miedo a volar también sufran claustrofobia o miedo a los espacios cerrados y acrofobia o miedo a las alturas.
En este sentido, un estudio realizado en la Universidad de Nápoles encontró que el 73% de las personas que padecen fobia al avión también pueden presentar otros problemas psicológicos como la ansiedad o las neurosis.
No obstante, quienes tienen miedo a volar normalmente refieren:
En algunos casos la persona que siente miedo a volar puede sentirse mejor si puede sentarse al lado de la ventanilla, ya que así tiene una mayor sensación de control. Algunos también se sienten más seguros si viajan acompañados mientras que otros prefieren aislarse del resto de pasajeros.
Muchas de las personas que tienen miedo a volar han sido protagonistas de un evento traumático a bordo de un avión, ya sea una gran turbulencia, un aterrizaje de emergencia o un vuelo en el que se presentaron problemas operativos. Ese evento traumático fue el principal desencadenante de su fobia. De hecho, estudios neurofisiológicos han demostrado que una situación traumática puede provocar una desregulación bioquímica a nivel cerebral debido a que la amígdala permanece híper activada porque cree que hay un peligro inminente, incluso después de que el riesgo haya desaparecido.
Esa híper activación genera un exceso de cortisol que inhibe la actividad del hipocampo, un área del cerebro relacionada con la simbolización de las experiencias y su codificación en el espacio y tiempo. Por tanto, la vivencia traumática se registra como una memoria somato-sensorial en las capas subcorticales; es decir, se convierte en un recuerdo muy vívido que la persona puede revivir continuamente, experimentando ese mismo miedo una y otra vez.
En otros casos, la persona que padece una fobia al avión no ha sufrido en carne propia una experiencia traumática, pero conoce a alguien que sí la ha vivido, o le han impactado las imágenes de un accidente aéreo. De hecho, se ha demostrado que los reportajes publicados en los medios de comunicación sobre grandes accidentes aéreos pueden impactar de manera considerable a una persona muy sensible.
También se conoce que tener una historia familiar o personal de trastornos de ansiedad, depresión u otros tipos de fobias puede hacer que una persona sea más propensa a desarrollar el miedo a volar.
Otras características que se han asociado con un mayor riesgo de sufrir aerofobia son: tener un estilo de pensamiento rígido, ser demasiado perfeccionista y obsesivo, tener una baja tolerancia a la frustración o dificultades para adaptarse con facilidad a los cambios.
La aerofobia puede llegar a ser muy limitante y en muchos casos causa un deterioro en las relaciones sociales ya que a la persona le resulta difícil organizar planes con los amigos o familiares que impliquen tomar un vuelo. Por tanto, esa persona terminará quedándose al margen de los demás, aislándose del grupo.
En los casos en los que la persona logra subirse al avión, lo usual es que se sienta avergonzada por su miedo, teme hacer el ridículo delante de los otros pasajeros o tener un ataque de pánico. De hecho, en algunos casos el miedo que experimenta a bordo del avión es tan grande que pierde el control y hace demandas irracionales, como pedir que detengan el vuelo o que el avión aterrice inmediatamente.
Por otra parte, en un mundo cada vez más globalizado, para muchos profesionales viajar es una necesidad, por lo que muchas personas pueden ver limitadas sus oportunidades laborales debido a que tienen miedo a subirse a un avión.
Cuando pasa el tiempo y la persona no logra superar ese miedo, la aerofobia termina generando una profunda frustración y afecta a su autoconfianza. Afortunadamente, el pronóstico de la fobia a volar suele ser favorable, pero depende de dos factores fundamentales, según un estudio realizado en la Universitat de les Illes Balears: la intensidad del miedo a las alturas y del miedo a la inestabilidad.
En El Prado Psicólogos ponemos en práctica una psicoterapia breve, para que puedas eliminar el miedo a volar cuanto antes. Nuestro enfoque integrativo nos permite aplicar diferentes técnicas, para diseñar un tratamiento personalizado con el que te sentirás cómodo en todo momento.
Con nuestro tratamiento para la aerofobia podrás:
Si lo deseas podemos realizar una primera entrevista informativa gratuita en la que valoraremos tu caso y te indicaremos cual es el tratamiento más adecuado para ti.
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