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La timidez puede convertirse en un lastre para el desarrollo personal, sobre todo cuando en su base se esconde un miedo a las relaciones sociales. En estos casos, la persona se siente incómoda y cohibida delante de los demás, por lo que comienza a sentirse nerviosa y su desempeño se afecta. Cuando no logra superar la timidez sino que esta se agudiza y llega a ser una timidez extrema, los sentimientos de culpa y vergüenza, unidos a la tristeza y la soledad, se conjugan para dar paso a la depresión. La buena noticia es que la timidez no tiene por qué ser un estado permanente, con la ayuda adecuada puedes deshacerte de ese pesado fardo.
La timidez implica un patrón de introversión en los contextos sociales que conlleva a una conducta retraída y a una falta de asertividad. La persona tímida sigue un patrón de pensamiento distintivo que le genera estrés y ansiedad en las situaciones sociales, este patrón está caracterizado por tres aspectos fundamentales:
La ansiedad ante las situaciones sociales desencadena una serie de reacciones neurovegetativas, como por ejemplo: sequedad en la boca, palpitaciones, temblor en las manos o en la voz, sudoración profusa y rubor.
No obstante, la timidez no se limita al plano fisiológico, sus efectos también se aprecian en el área cognitiva. Cuando la persona debe enfrentarse a determinados contextos sociales, es común que manifieste problemas para concentrarse, olvide las cosas y le resulte difícil darle un orden lógico a sus ideas, ya que el curso del pensamiento se desorganiza.
De esta forma, sus peores pesadillas se cumplen y ratifican la idea de que no tiene habilidades sociales, cerrando a su alrededor un círculo vicioso del que resulta difícil escapar ya que se retroalimenta.
La timidez no siempre implica una dificultad. Hay personas tímidas que logran relacionarse con los demás y tener un desempeño social aceptable. Sin embargo, la timidez se convierte en un problema cuando es extrema, cuando limita nuestras potencialidades y nos hace sentir mal. De hecho, la timidez extrema provoca una inhibición del comportamiento y genera un gran sufrimiento emocional.
Tampoco se debe confundir la timidez con la introversión. La introversión es un rasgo de personalidad que no es malo ni bueno en sí mismo. La persona introvertida disfruta estando sola, no necesita demasiado las relaciones sociales, sino que prefiere actividades más solitarias. Al contrario, la persona tímida no disfruta de la soledad, sino que sufre ansiedad ante las situaciones sociales porque siente miedo o vergüenza.
Como la mayoría de los problemas psicológicos, la timidez excesiva tiene múltiples causas:
Se estima que un tercio de las personas tímidas han nacido con una predisposición genética pero, en última instancia, es la educación y las experiencias de vida las que conducen a la timidez extrema o la fobia social.
La timidez no es un estado que pueda verse en blanco o negro, sino que encierra múltiples tonalidades. De hecho, todos podemos reaccionar con timidez ante determinadas situaciones, pero podemos actuar con seguridad en otros contextos. No se debe olvidar que la timidez es el resultado de nuestra inseguridad, de no saber si seremos lo suficientemente competentes o valiosos para los demás.
También existe lo que se conoce como “tímidos extrovertidos”. Son personas aparentemente seguras y encantadoras que han aprendido a recitar un papel en determinados contextos, pero que en realidad tienen miedo a las relaciones sociales. Se trata de un problema común entre los maestros, políticos o incluso entre los actores, ya que estas personas, cuando no tienen un guión preestablecido, se sienten indefensas.
Sin embargo, la fobia social va un paso más allá, es un miedo que no se corresponde a la intensidad del peligro sino que es desmesurado e irracional. Además, ese miedo influye en la vida cotidiana de la persona, haciéndola sentir mal y limitando su capacidad de acción y disfrute. Por tanto, la fobia social sería la timidez en su grado extremo.
Se estima que el 40% de los adolescentes sufren alguna forma de timidez. Al llegar a la adultez, más de un 10% ha desarrollado una timidez excesiva o una fobia social.
Existen diferentes tipos de timidez, en algunos casos la persona experimenta un miedo a las relaciones sociales en sentido general, pero otras veces ese temor se circunscribe al ámbito amoroso. Ambos tipos de timidez se manifiestan de forma diferente, aunque en muchas ocasiones los dos tipos de timidez se dan a la vez.
Al contrario, quien sufre timidez amorosa puede desenvolverse discretamente bien en los grupos sociales, pero tiene problemas para entablar una relación con una persona que le atraiga. Los síntomas más comunes son:
Existen diferentes alternativas para vencer la timidez, la fobia social o la timidez amorosa. En El Prado Psicólogos ofrecemos los siguientes servicios complementarios:
En la intervención individual apostamos por una psicoterapia breve en la que combinamos diferentes técnicas y enfoques. Utilizamos la hipnosis clínica y ericksoniana para llegar a tu subconsciente y hallar las causas del problema o para promover un cambio a través de sugestiones que te ayuden a superar la timidez.
También recurrimos a técnicas como EMDR y EFT para que puedas asumir las experiencias pasadas que te están bloqueando emocionalmente y logres pasar página. Además, empleamos técnicas cognitivo-conductuales como el entrenamiento en autoinstrucciones positivas, la visualización, el modelado y el control de pensamientos negativos. De esta forma tendrás más herramientas a tu alcance para superar la timidez.
La terapia de grupo se ofrece como alternativa o como complemento a la terapia individual, ya que tiene la ventaja de trabajar in situ la interacción con los demás.
A través de este taller práctico e intensivo de fin de semana trabajamos entrenando las competencias sociales, la asertividad (defender nuestros derechos, saber decir no, gestionar conflictos) y la habilidad de comunicarnos con eficacia. Recomendamos realizar este taller si la timidez no es extrema, en el caso de serlo, es conveniente comenzar por una terapia individual, y en una fase avanzada de la terapia, cuando la persona se siente más segura, realizar el taller. Si quieres información sobre nuestro próximo taller “El arte de comunicarse” pincha aquí.
Si lo deseas podemos realizar una primera entrevista informativa gratuita en la que valoraremos tu caso y te indicaremos cual es el tratamiento más adecuado para ti.
El precio de cada consulta psicológica es de 85 euros. Ofrecemos un bono descuento de 5 sesiones por 375 euros (75 euros por sesión).
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