Zona de confort: Cómo salir de ella
¿Te atreves a salir de tu zona de confort?
Somos seres de costumbres. A lo largo de los años hemos ido formando determinados hábitos, maneras de hacer las cosas e incluso ciertos patrones de pensamiento que nos transmiten seguridad. Estos comportamientos y creencias dan vida a nuestra zona de confort, un espacio en el que nos sentimos protegidos.
Cuando nos vemos obligados a salir de esta zona somos presa de la ansiedad y la angustia, por lo que tenemos la tendencia a regresar inmediatamente a ese espacio conocido donde creemos que estamos a salvo.
Hay muchas personas que, aunque no se sienten felices en su zona de confort, permanecen en ella, ya sea por miedo o por simple pereza (aunque detrás de la pereza suele estar escondido el miedo). Como resultado, se quedan atrapadas durante años en relaciones de pareja que no funcionan o puestos de trabajo insatisfactorios. Sacrifican la felicidad por la comodidad.
Los beneficios de expandir tu zona de confort
- Aumentará tu productividad. A inicios del siglo pasado, psicólogos de la Universidad de York descubrieron que cierto grado de confort conduce a resultados estables en el tiempo. Sin embargo, también notaron que si queremos mejorar esos resultados, es necesario aumentar ligeramente el grado de estrés hasta lograr un “estado óptimo de ansiedad”. Y este se alcanza cuando salimos de nuestra zona de confort.
- Te será más fácil lidiar con los problemas. Manejar los imprevistos y la incertidumbre es una habilidad que se aprende. Cuando sales de tu zona de confort te ves obligado a enfrentarte a un entorno más cambiante que te pondrá a prueba y te permitirá desarrollar la resiliencia.
- Expandirás tus límites. La zona de confort también son los límites que nos ponemos a nosotros mismos por lo que salir de ese espacio te pondrá a prueba y te permitirá potenciar nuevas habilidades que ni siquiera sospechabas tener.
- Desarrollarás tu creatividad. Enfrentarte a estímulos nuevos, a situaciones que representen un desafío, tanto a nivel mental como físico, estimula tu creatividad. Las experiencias novedosas son una increíble fuente de inspiración y abren tu mente a ideas nuevas.
- Serás más feliz. Al principio, salir de la zona de confort puede ser atemorizante pero a la larga, estas experiencias suelen generar un estado de ánimo muy positivo y fortalecen tu autoestima.
Cómo salir de la zona de confort
- Haz las cosas de siempre de una manera diferente. Salir de la zona de confort no significa lanzarse al vacío sin paracaídas, comienza dando pequeños cambios, como tomar una ruta diversa para ir al trabajo, pedir algo diferente en el restaurante de siempre, leer un género nuevo o incluir un hábito saludable en tu día a día.
- Plantéate metas asequibles. Busca algo que realmente te apasione pero que nunca has hecho. Divide esa meta en pequeños objetivos, que puedas alcanzar dando pasos que no te causen mucha ansiedad. Los grandes objetivos pueden ser atemorizantes pero si vas poco a poco, llegarás muy lejos sin estresarte demasiado.
- Rodéate de personas que comparten tus nuevos intereses. Tener a tu lado a personas que tienen tu misma pasión y han logrado desarrollarla te será de gran ayuda, sobre todo cuando flaqueas. Una red de apoyo te permitirá salir de tu zona de confort sintiéndote más seguro.
- Infórmate.Expandir tus límites no solo significa divertirse, a veces conlleva un trabajo serio de base, como cuando quieres emprender un deporte de riesgo o un proyecto laboral. En esos casos, es fundamental que busques información para que puedas hacer los cambios que deseas sin exponerte a peligros innecesarios.
- Realiza un proceso de coaching. El coaching es la mejor palanca que puedes utilizar para expandir tu zona de confort. Tu coach te apoyará a la hora de plantearte objetivos, lograr metas y superar nuevos retos.
La clave está en ir poco a poco
Al probar nuevas experiencias, tu zona de confort se amplía porque comienzas a sentirte cómodo con situaciones que antes te resultaban poco familiares o incluso atemorizantes. La clave para lograrlo consiste en ir poco a poco, poniéndote a prueba pero sin llevarte al límite. Recuerda que la idea es disfrutar el camino.
También es importante que no demonices tu zona de confort porque en realidad esta no es totalmente negativa. El problema surge cuando nunca sales de ese espacio y este se convierte en una barrera que te genera insatisfacciones o te impide desarrollar tu potencial al máximo. Recuerda que la búsqueda excesiva de experiencias nuevas termina produciendo apatía, es lo que se conoce como adaptación hedonista.
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