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Cuando cada indicación acaba en una batalla y el hogar se convierte en un campo de minas, no estamos ante “maleducación”, sino posiblemente ante señales del trastorno negativista desafiante. Aquí te explico, con un lenguaje claro y cercano, cómo identificarlo y qué hacer para acompañar a tu hijo con respeto y eficacia.
El trastorno negativista desafiante (TND) es una alteración del comportamiento en la infancia y la adolescencia caracterizada por oposición persistente, desobediencia y actitud hostil hacia figuras de autoridad (padres, profesorado o cuidadores). No se trata de “niños malos”, sino de menores con dificultades para manejar la frustración y regular emociones implicadas en el seguimiento de normas.
Aunque todos los niños dicen “no” y atraviesan etapas de terquedad, en el TND la frecuencia y intensidad son mucho mayores y generan impacto psicológico, familiar, social y escolar. Es clave distinguir conductas oposicionistas esperables (p. ej., “periodo del no” entre los 2–3 años o el cuestionamiento adolescente) del patrón persistente propio del TND.
Trastorno disocial: implica violaciones graves de normas y derechos de los demás, pudiendo implicar actos delictivos y agresiones graves. En el TND predomina la oposición sin transgresiones graves.
Trastorno explosivo intermitente (TEI): se caracteriza por estallidos de ira desproporcionados, fruto de un acto impulsivo. En cambio, en el TND, la actitud retadora persigue un fin concreto, sin implicar violencia o pérdida de control. Asimismo, el TND muestra un patrón continuo de desafío y rencor, mientras que el TEI se basa en crisis episódicas (aunque recurrentes).
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH): los síntomas principales del TDAH son la impulsividad, la dificultad para mantener la atención y la hiperactividad. Esto puede llevar a no seguir las reglas o a desobedecer por distracción o falta de control. En cambio, en el TND, la desobediencia es intencional.
Trastorno del estado de ánimo (ansiedad o depresión): en los trastornos del estado de ánimo, la irritabilidad, la negatividad o la hostilidad provienen de un malestar emocional interno (desmotivación, preocupación excesiva, tristeza o desesperanza). Sin embargo, en el TND, el niño se muestra desafiante hacia las figuras de autoridad por oposición o resentimiento.

Para hacer el correcto diagnóstico de TND, el niño ha de presentar los siguientes comportamientos de manera frecuente, durante al menos cuatro meses, en el ambiente familiar, pudiendo no ponerse de manifiesto inicialmente en la escuela o la comunidad.
Accesos de cólera.
Discusiones con adultos o compañeros cercanos, mostrando su negativa a comprometerse, ceder o negociar.
Desafío activo o negativa a cumplir las demandas o normas de los adultos, mostrando terquedad y resistencia a las órdenes.
Acciones molestas (con adultos y compañeros) deliberadas o agresiones verbales para poner a prueba límites.
Culpar a otros de sus propios errores o problemas de comportamiento.
Susceptibilidad y facilidad para molestarse.
Actitud iracunda y resentida, tanto con adultos como con compañeros.
Conductas rencorosas o vengativas.
Con frecuencia, el menor con trastorno negativista desafiante no reconoce el problema, sino que justifica su comportamiento como una respuesta a las exigencias externas o unas circunstancias no razonables.
"El TND es más frecuente entre los varones durante los años escolares, aunque se estima que, durante la pubertad, se tienden a igualar los datos".
Respecto a la edad de inicio, el TND suele desarrollarse antes de los 8 años y no más tarde del inicio de la adolescencia. En este sentido, puede decirse que este trastorno tiene un inicio gradual, creciendo con los años, de manera que suele aflorar primero en el ambiente familiar, trasladándose con el tiempo a los demás ambientes del menor.

No tiene una causa única, se trata de un problema multifactorial,resultado de la interacción entre factores biológicos, psicológicos, familiares y sociales:
Biológicos:
Vulnerabilidad heredada en los sistemas de regulación emocional y el control de impulsos.
Antecedentes familiares de TDAH, trastornos del estado de ánimo o de conducta.
Psicológicos y del desarrollo:
Baja tolerancia a la frustración, irritabilidad elevada o impulsividad.
Alta actividad motora; frecuente comorbilidad con TDAH.
Trastornos del aprendizaje/comunicación (mayor frustración, dificultad para expresar emociones).
Autoestima frágil; oposición como forma de afirmar identidad o buscar atención.
Interpretación de normas como injustas o humillantes.
Falta de estrategias de gestión emocional.
Familiares:
Refuerzo involuntario de la conducta desafiante (se atiende solo cuando hay conducta-problema o se cede ante rabietas).
Intolerancia al error.
Disciplina basada en castigos severos y/o humillantes.
Incoherencia: patrones de castigo impredecibles o alternancia entre rigidez y permisibilidad (patrones incoherentes).
Ausencia de límites firmes y sobreprotección.
Falta de disponibilidad emocional y física por parte de los padres, pudiendo llegar a la negligencia. Escasa calidez afectiva o apego inseguro.
Padres con dificultades de comunicación y fallos en la resolución de conflictos (p. ej., tendencia a la confrontación, empleo de la agresividad, la ironía o el desafío). Conflictos conyugales graves.
Presencia de —al menos en uno de los padres— un trastorno en el estado de ánimo (según el DSM-IV, algunos estudios han relacionado especialmente las madres con trastorno depresivo), TDAH, TND, trastorno antisocial de la personalidad (o trastorno disocial en la infancia) o trastorno por consumo de sustancias.
Sociales:
Rechazo social o acoso escolar, que incrementan la frustración y el resentimiento.
Problemas económicos, entornos violentos (gritos, humillación) o cambios frecuentes de hogar o escuela son factores de riesgo.
"En síntesis: un niño con vulnerabilidad emocional que crece en un entorno inestable o poco contenedor tiene más riesgo de desarrollar un patrón oposicionista persistente."
Sin intervención, el TND puede producir::
Conflictos familiares continuos y aislamiento social.
Dificultades para tener relaciones saludables.
Bajo rendimiento escolar por hostilidad hacia normas y figuras educativas.
Riesgo de desarrollar otros trastornos psicológicos (p. ej., depresión durante la adolescencia).
Posible evolución hacia trastorno disocial.
En algunos casos, patrones oposicionistas en la edad adulta (“trastorno por oposición”).

El TND es un motivo frecuente de consulta en terapia infantil de terapia infantil: se estima que entre el 2 y el 16% de la población infantil tiene dicho trastorno.
El foco terapéutico se centra en autocontrol, regulación emocional y trabajo con el contexto familiar.
Herramientas de regulación emocional y control de impulsos, orientadas a identificar, expresar y gestionar las emociones de forma adaptativa.
Técnicas de control del comportamiento, basadas en un enfoque disciplinario consistente y reforzando positivamente las conductas apropiadas.
Desarrollo de habilidades sociales y de resolución de problemas, reduciendo los pensamientos y creencias disfuncionales.
Mejora de la relación paterno-filial, fomentando las habilidades de comunicación y la expresión afectiva.
Normas claras y consistentes, previsibles, proporcionales y estables.
No responder con ira al desafío (evita escalar el conflicto).
Mensaje breve y firme: evita discusiones largas que refuerzan la oposición.
Ofrece opciones,(dos alternativas válidas) para reducir la sensación de imposición.
Refuerza los comportamientos adecuados, elogiándolos o premiándolos.
Dedica tiempo de calidad y positivo a la familia, reforzando el vínculo emocional a través del ocio y la comunicación cotidiana.
En El Prado Psicólogos Madrid trabajamos el trastorno negativista desafiante con un enfoque integral y humano:
Atención personalizada: plan de intervención adaptado a la historia y necesidades de tu hijo y de vuestra familia.
Equipo experto en psicología infantil y adolescente, con amplia experiencia en manejo de conducta, regulación emocional y entrenamiento parental.
Herramientas integradas: combinamos técnicas basadas en evidencia con recursos prácticos para casa y escuela, coordinando cuando procede con el centro educativo.
Acompañamiento cercano: cuidamos el vínculo, validamos emociones y ofrecemos pautas claras y realistas para el día a día.
¿El TND es lo mismo que ser desobediente?
No. La desobediencia puntual es parte del desarrollo. En el trastorno negativista desafiante la oposición es frecuente, intensa y persistente y afecta a la convivencia, al colegio y a las relaciones.
Puede confundirse con TDAH u otros problemas?
Sí. Por eso es importante una evaluación profesional que diferencie entre TND, TDAH, TEI, trastornos del estado de ánimo u otros. El plan de tratamiento cambia según el diagnóstico.
¿Se supera el TND?
Con intervención a tiempo, mejora de habilidades (emocionales y conductuales) y entrenamiento parental, la evolución suele ser favorable. No intervenir aumenta el riesgo de problemas asociados en la adolescencia.
¿Qué puedo hacer hoy en casa?
Define tres normas claras, estables y comprensibles; refuerza cualquier aproximación a la colaboración; evita discusiones largas y ofrece dos opciones válidas cuando haya resistencia. Si los conflictos son frecuentes, pide ayuda profesional.
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