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La inmensa mayoría de las personas se ha atragantado en alguna que otra ocasión con un alimento.
Es una situación común que puede generar un gran temor pero que generalmente no tiene consecuencias mayores y después cae en el olvido. Sin embargo, hay personas que sienten un miedo constante a atragantarse, padecen de fagofobia.
La fagofobia es el miedo irracional a ahogarse al ingerir alimentos, bebidas o pastillas. Las personas que sufren este problema sienten como si su garganta se hubiera estrechado, lo que les lleva a pensar que la comida no podrá pasar. Como resultado, la mayoría de los fagofóbicos mastican de manera excesiva los alimentos y, en los casos más extremos, se limitan a ingerir alimentos fáciles de tragar como las sopas, los purés o los zumos.
También es común que tengan problemas para respirar, sobre todo cuando se acerca la hora de la comida. Asimismo, pueden aparecer mareos, náuseas, sudoración excesiva, palpitaciones y temblores. En algunos casos, la perspectiva de que tendrán que tragar puede provocar incluso un ataque de pánico.
La fagofobia o miedo a atragantarse es un problema eminentemente psicológico que se vincula a eventos traumáticos relacionados con el acto de deglutir. Muchas de estas personas han vivido en carne propia la sensación de atragantamiento, ya sea con pastillas o con alimentos. Este evento, que generalmente ocurre en la niñez, les ha impresionado de tal manera que han comenzado a temerle al acto de deglutir.
Otros no han vivido la experiencia del atragantamiento en primera persona pero han sido testigos de esta, ya sea en la vida real o en una película. Esta escena, que ha quedado impresa en su mente, comienza a generar temor y los sume en un círculo vicioso que acrecienta cada vez más el miedo.
Todo el mecanismo comienza antes de sentarse a la mesa o tomarse una píldora. La persona que tiene miedo a atragantarse sabe que se va acercando la hora y empieza a pensar en ello, recrea lo que va a ocurrir y cómo se sentirá. A la misma vez, acuden a su mente malos recuerdos. Como resultado, anticipa el problema y esto crea una profunda sensación de angustia.
A su vez, la angustia genera ansiedad, taquicardia, arcadas y sensación de ahogo. Este estrés provoca la sensación de que la musculatura de la faringe se cierra, lo cual, unido a la respiración rápida y entrecortada, confirma su idea de que será imposible tragar. Como resultado, es muy probable que cuando lo intente, tenga realmente problemas para deglutir y así caerá en un círculo vicioso que alimenta la fobia.
El miedo permanente a atragantarse provoca severas dificultades para alimentarse. En ocasiones el miedo llega a ser tan fuerte que la persona recurre solo a los líquidos o deja de alimentarse por completo. Obviamente, en este punto aparecen complicaciones médicas relacionadas con el déficit de proteínas, vitaminas o minerales.
Además, la persona que sufre fagofobia experimenta un gran malestar a nivel psicológico ya que existen muchas situaciones sociales que no puede compartir y experimenta una gran falta de control.
En "El Prado Psicólogos" trabajamos con la integración de varias técnicas en el tratamiento de la fagofobia:
Vale aclarar que en los casos más severos la terapia psicológica se puede complementar con medicación psiquiátrica como las benzodiacepinas.
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